Salud
La princesa Leonor el buque escuela Juan Sebastián de Elcano. / fotos limitadas
Cuando Felipe VI y doña Letizia, sin poder contener las lágrimasdespidieron a su hija Leonor en el puerto de Cádiz antes de emprender su gran aventura a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano, le desearon «buena mar y buenos vientos». Pero en su discurso, el monarca no advirtió a la princesa, ni al resto de compañeros guardiamarinas, sobre lProblemas médicos que pueden afectar tanto a hombres como mujeres en una travesía en alta mar.
Tras dejar atrás sus experiencias militares en la Academia General de Zaragoza y en la Escuela Naval de Marínla heredera al trono español tiene por delante seis meses de viaje, que serán tan exigentes como emocionantes. La princesa no recibirá ningún trato especial en el navío, donde compartirá un camarote de cuatro literas y un baño con tres compañeras.
Durante su día a día recibirá lecciones en materias como navegación, astronomía y meteorología. También desarrollará actividades propias de la Armada como servicios de combate y maniobra o tácticas anfibias. Pero al mismo tiempo deberá enfrentarse a posibles afecciones médicas que dificulten mucho su tiempo a bordo. Para saber cuáles son esos problemas de salud y cómo podrían afectar a Leonor de Borbón hemos querido recabar la opinión de una experta y esto es lo que nos ha contado.
Los problemas médicos a los que se enfrenta Leonor
Según nos cuenta Daiana Martínez, audióloga de la clínica Coda de Bilbaoel mareo es el principal escollo al que deberá enfrentarse la princesa. Este se produce «por una estimulación excesiva del aparato vestibular por el movimiento. El cerebro siente el movimiento a través de las señales provenientes del oído interno, los ojos, los músculos y las articulaciones. Cuando recibe señales que no coinciden, puede surgir el mareo por movimiento. Por ejemplo, dentro de un barco, el oído interno percibe el movimiento, pero los ojos no pueden indicar que se está moviendo».
La emotiva despedida de los reyes a su hija. / real
Otro mal que podría afectarla es el llamado ‘mal de tierra’ cuando desembarque en algún puerto y que es «un trastorno de vértigo y desequilibrio que comienza después de un período de exposición al movimiento». Según nuestra experta, «lo normal es que dure unos minutos, pero si el viaje ha sido largo puede durar horas o días. «El síntoma suele ser »una sensación de desequilibrio, podría sentir que sigue en el mar aun estando en tierra firme».
Daiana Martínez nos advierte también que si los guardiamarinas hiciesen maniobras de buceo o se vieran en situaciones bruscas de cambio de presión, podrían sufrir también de barotraumatismoque es un trastorno causado por la despresurización brusca de los oídos como consecuencia de un cambio de presión ambiental. La audióloga nos indica que en este caso «se presentan síntomas que van desde la sensación inicial de taponamiento, pasando por una leve sordera (hipoacusia) y la sensación de ruidos molestos en el oído (acúfenos) hasta el dolor de oídos y, en los casos más graves, la rotura del tímpano, sangrado e incluso vértigo».
De la atrofia muscular al síndrome de confinamiento
Patricia Guillem, catedrática de Epidemiología, Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Europea de Valencia nos comenta: «Estar seis meses en un barco puede tener efectos físicos y mentales debido al entorno limitado, las condiciones del barco, y la exposición prolongada al movimiento y al aislamiento. Las enfermedades y condiciones que podrían desarrollarse incluyen enfermedades físicas y problemas psicológicos y emocionales», nos comenta Patricia.
«Entre las enfermedades físicas encontramos problemas musculoesqueléticos, como la atrofia muscular (por alta de actividad física adecuada en espacios reducidos) o el dolor lumbar o de articulaciones, producido por posturas inadecuadas o trabajo físico repetitivo. También se pueden producir trastornos vestibulares como el ‘mal de tierra crónico’, referido a la sensación de movimiento tras dejar el barco, o el mareo crónico, es decir, alteraciones en el sistema vestibular debido al movimiento constante», nos cuenta.
Leonor pasará cinco meses a bordo de Elcano. / fotos limitadas
Además de estas dos, existen una serie de enfermedades infecciosas que podría contraer la princesa como explica la catedrática: «En espacios cerrados, los virus y bacterias pueden propagarse fácilmente por lo que pueden producirse infecciones respiratorias. Otros factores, como la humedad o la exposición al agua salada, pueden producir dermatitis o infecciones en la piel».
Por último, Patricia Guillem apunta algunos problemas psicológicos y emocionales que pueden producirse en travesías de este tipo como trastornos del estado de ánimo o síndrome del confinamiento y que derivan en depresión «debido al aislamiento, la rutina repetitiva y la falta de interacción social significativa» o ansiedad «por incertidumbre, riesgos laborales o estrés prolongado».
La gran aventura de Leonor a lo largo de dos océanos
Ojalá sin mayores complicaciones que los rigores propios de la vida a bordo de un bergantín-goleta, durante el próximo medio año la princesa Leonor será «una más» para los 75 guardiamarinas –nueve mujeres y el resto hombres– y los 176 miembros de la tripulación del buque escuela de la Armada.
«Tienen mucho respeto y para ellos es una compañera más», aseguraba la madre de uno de los colegas de barco de la primogénita de Felipe y Letizia, en declaraciones que recogía la Agencia EFE. «Ellos son muy jóvenes y no tienen la carga de lo que significa convivir con la princesa que podemos tener los más mayores». Del mismo modo, definían a la joven royal como «una persona muy sencilla y muy agradable».
Los reyes de España despidiendo a su hija en Cádiz. / fotos limitadas
Ahora la princesa Leonor tiene por delante 18.000 millas náuticas en este casi centenario velero de 113 metros de eslora en el que convivirán y estudiarán durante un crucero de instrucción que les llevará hasta Brasil, Uruguay, Chile, Perú, Panamá, Colombia, República Dominicana y Estados Unidos, hasta su regreso de nuevo a Cádiz el 21 de julio de 2025.
Leonor de Borbón hará todo el recorrido, excepto el itinerario de regreso por el Atlántico norte, ya que desembarcará en Nueva York para volar rumbo a España. Allí volverá a embarcar en el buque escuela en la ciudad asturiana de Gijón, tras permanecer casi un mes a bordo de una fragata para continuar su formación naval.