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Una excelente forma de combatir la pobreza en México

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México tiene un programa de combate a la pobreza que ha ganado fama y reconocimiento mundial. Todos los académicos más destacados en temas de desarrollo de universidades como el MIT o Stanford conocen el programa y lo usan como ejemplo. También es ejemplo en numerosos libros de texto, manuales y documentos académicos de desarrollo. Además, ha sido adoptado por decenas de países por sus buenos resultados en el combate a la pobreza.

Bueno… tenía. El programa fue abandonado por el gobierno federal actual después de haber sido implementado en cuatro sexenios diferentes. En este año electoral vale la pena recordar este programa para preguntarnos acerca de los planes de combate a la pobreza que propongan quienes aspiran a ocupar la presidencia de México. El programa referido es el Progresa-Oportunidades-Prospera (POP).

En 1997 se presentó el Progresa, diseñado principalmente por Santiago Levy, quien era subsecretario de Egresos en la SHCP. En el sexenio de Vicente Fox se rebautizó como oportunidades y en el de Enrique Peña se llamaría Prospera. El programa se enfocó en el desarrollo de capital humano y tenía un fuerte enfoque de género.

En cuanto a diseño, el principal instrumento de ayuda eran transferencias de efectivo a hogares pobres del país. Las transferencias se otorgaban sólo si los niños y niñas del hogar asistían a la escuela y a la clínica de salud. Además, las transferencias eran mayores al avanzar en los ciclos escolares y se daba más dinero a las niñas que a los niños. La transferencia se hacía directamente a las madres de familia.

Un elemento positivo del programa es que tenía elementos de diseño que permitieron evaluar de forma rigurosa su impacto en varios aspectos. Esto se hizo en un momento en el que era poco común el diseño con miras a su evaluación. Este diseño, su tamaño y, posteriormente, sus resultados son los que le dieron fama mundial.

La evaluación rigurosa de los resultados del POP muestra resultados positivos en varias áreas diferentes. Susan W. Parker hace un resumen de los estudios de evaluación de impacto en un capítulo del libro El Progresa-Oportunidades-Prospera, a 20 años de su creación, publicado por el Coneval en 2019. Aquí mostraremos algunos de los resultados más importantes de entre los reseñados por Parker.

Empecemos con la educación. El POP logró incrementos en la transición de primaria a secundaria, el efecto fue de cuatro a cinco puntos porcentuales para niños y de ocho a diez puntos porcentuales para niñas. En secundaria se reduce la deserción y se alienta el reingreso de quienes habían desertado. Un resultado importante es el aumento en el número de años de educación recibidos en promedio. Los beneficiarios reciben entre 1 y 1.3 grados adicionales de escuela, un aumento del 15 por ciento.

En relación con el mercado laboral, el trabajo infantil presentó reducciones de entre el 15 y el 20 por ciento gracias al programa. En cuanto a los efectos de largo plazo, el haber participado en el POP aumenta la probabilidad de trabajar de las mujeres en casi 40 por ciento sus horas de trabajo son mayores en un 54 por ciento y sus ganancias laborales aumentan en un 65 por ciento.

Los resultados más importantes en términos de salud son los siguientes: un aumento en la estatura de niños de un centímetro en los primeros 18 meses de implementación del programa, una disminución del 22 por ciento en la propensión a que los niños de cero a tres años se reporten enfermos, una reducción de niños con anemia de 10 puntos porcentuales y un peso mayor al nacer (125 gramos) entre los bebés nacidos de beneficiarios del programa. Además, entre los menores a cinco años, hay una reducción del 17 por ciento en la mortalidad.

Otros resultados positivos incluyen un aumento en las calorías ingeridas y un aumento en las calorías provenientes de frutas y verduras y de productos animales, mayor probabilidad de que los hogares cuenten con un negocio y mayor adquisición de bienes durables y no durables. Además, el abuso físico conyugal se reduce entre cinco y siete puntos porcentuales para los participantes del programa.

Por último, en un estudio se hizo una evaluación costo/beneficio del programa. En el escenario más pesimista de los investigadores, la razón de beneficio a costo del programa es de 2.8, lo que muestra que el programa era una buena inversión de los recursos públicos.

Es una lástima que un programa de combate a la pobreza con resultados probados en diversas áreas haya sido descontinuado. Ojalá entre las propuestas de campaña encontremos propuestas serias de programas contra la pobreza que incluyan elementos que ya han probado su efectividad y que se diseñen para que se puedan medir sus resultados.

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