Por Ángeles Mariscal.
“¡Alto al crimen organizado! ¡Alto a los desplazamientos forzados! ¡Alto a los asesinatos! ¡Alto a la narcopolítica! ¡Basta de tantos asesinatos por el crimen organizado!”, fueron las consignas de más de 30 mil personas -según organizadores- de distintas religiones en la capital de Chiapas.
Convocados por las tres Diócesis del estado -de San Cristóbal de Las Casas, Tapachula y Tuxtla Gutiérrez- indígenas de la región selva y Altos, se unieron en una marcha-peregrinación a la población mestiza del centro y de la costa del estado; y con personas de distintas religiones, y con quienes no profesan ninguna.
Llegaron para hacer visible la violencia generada por los grupos del crimen organizado, en guerra por el control del territorio, que ha ido avanzando en varios municipios del estado”.
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“Nuestra peregrinación por la paz, más allá del número de creyentes que haya convocado, quiere ser un acto para dar visibilidad a las víctimas, no sólo a los que han tenido que huir de sus comunidades, sino también a los que han sido masacrados impunemente por negarse a colaborar con los criminales o ser extorsionados”, explicaron.
Recordaron a las 11 personas del Ejido Nuevo Morelia, municipio Chicomuselo, quienes fueron masacradas por uno de los grupos del crimen organizado, el el 11 de mayo, por negarse a participar en sus acciones y por denunciar que los grupos armados explotan ilegalmente una mina en el municipio.
En Chiapas, grupos del crimen organizado han realizado masacres de familias en el municipio Ocosingo, para quitarles una pista de aterrizaje; en la zona sierra en Monte Ordóñez, Chicomuselo; y otra en el municipio de Bejucal de Ocampo.
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Las miles de personas que participaron en la marcha-peregrinación, se reunieron en la entrada a la capital de Chiapas, y caminaron más 10 kilómetros hasta llegar a la catedral.
Ahí recordaron a quienes para escapar de la violencia generada por el crimen organizado, han abandonado sus comunidades para salvar la vida y escapar del reclutamiento forzado; otras cientos de personas han sido desaparecidas por estos mismos grupos.
Consideraron que además de la lucha por las rutas de tráfico de drogas, migrantes y mercancía ilegal, los grupos del crimen organizado y agentes del estado, “la causa de esta violencia, se origina por los intereses que impulsa la construcción de una infraestructura de despojo de los bienes naturales y servicios de los pueblos originarios, promovida a través de megaproyectos como la minería, la extracción de petróleo, la construcción de puentes y supercarreteras, la privatización del agua y otros bienes naturales”.
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“Toda esta realidad es un grito tumultuoso que llega hasta el Dios de la vida, que reprocha el silencio cómplice, la indolencia, la indiferencia cínica y el probable contubernio de los que no han sabido o querido atender esta gravísima situación”, explicó el obispo Rodrigo Aguilar Martínez.
Por ello, las personas que este día se manifestaron, demandaron a los tres niveles de gobierno velar por la seguridad de todas las y los ciudadanos y de consolidar el estado de Derecho, “así como el establecimiento del orden social sin poner en riesgo a la sociedad civil, la desarticulación y el desarme inmediato de los grupos criminales”.
Señalaron que la recuperación del territorio es indispensable para que las familias de la región estén en su propia tierra, la trabajen con normalidad y vivan con seguridad, paz y tranquilidad.
“La gente no podrá regresar mientras los grupos criminales sigan en el territorio”, advirtieron.
“¡La historia los juzgará por su indolencia, por la incapacidad para proteger la vida de los inocentes! ¡Estarán en la memoria de los pueblos pobres como parte de sus verdugos!
“¡Aún están a tiempo para dar un golpe de timón y preparar las respuestas que lleven a erradicar las raíces que generan este sistema de muerte!
“¡La sangre de los hermanos muertos ante su indiferencia cómplice los perseguirá inquietando lo que les quede de conciencia!”, advirtieron en voz del obispo Aguilar Martínez.