En la comunidad de Piedras Blancas* en Oaxaca, Méxicoha surgido una creciente tensión entre las tradiciones indígenas y el derecho a la libertad religiosa. En 2024, una multitud se reunió frente al cobertizo verde que sirve como la cárcel local para arrestar al pastor Rigo*, arrestado por profesar y compartir una fe diferente a la practicada por la comunidad.
Su negativa a participar en las festividades religiosas de la comunidad y su decisión de presentar una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos por el abuso que sufrió su destino. Fue etiquetado como «traidor» y convocado para escuchar su oración. Los líderes tradicionales lo declararon culpable de «rebelión» y «agresión».
Esta no fue la primera vez que el riguroso pastor enfrentó la persecución. Hace cuatro años, su casa fue incendiada, un mensaje claro de que sus creencias no eran bienvenidas. Para coexistir pacíficamente, aceptó participar en ciertas actividades comunitarias tradicionales que no comprometieron su fe. Pero la negativa continua a participar en tradiciones que confligen en conflicto con sus creencias irritaban a los líderes y las amenazas se intensificaron.
Infracción de derechos básicos
Semanas antes de su arresto, su hijo fue expulsado de la escuela, y los líderes municipales redujeron los servicios básicos de su hogar. Estas acciones llevaron al rigor a presentar la queja que finalmente resultó en su arresto. Después del arresto, su esposa Ana* recurrió a las redes sociales para exponer la injusticia y la realidad de la persecución religiosa. La reacción fue brutal. Fue arrestada con su esposo durante dos días.
Rigo también se vio obligado a firmar un documento bajo coerción, admitiendo que no había cumplido sus deberes comunitarios. Esta acción lo enmarcó aún más como enemigo de la comunidad. Las puertas abiertas se dieron cuenta del caso y actuaron rápidamente. Con la ayuda de un abogado y el apoyo de la Oficina de Asuntos Religiosos de Oxaca, comenzaron las negociaciones. El diálogo entre la familia y las autoridades comunitarias resultó en un acuerdo, pero a un alto costo: una multa de 50,000 pesos.
Ana fue liberada el mismo día y al día siguiente, pero la prueba dejó heridas físicas y emocionales duradas. Aunque gratis, continúan enfrentando restricciones a la práctica de la fe. No pueden construir una iglesia o recibir pastores. Sin embargo, siguen comprometidos a servir a la comunidad, mostrando amor y respeto incluso a aquellos que los han adjunto, porque entienden que el amor de Jesús puede transformar a la comunidad.
Blancas Piedras no es un caso aislado. Según la encuesta de puertas abiertas, se registraron 102 incidentes de persecución religiosa en Oaxaca desde octubre de 2023 hasta octubre de 2024, con 100 en comunidades indígenas. La historia de Rigo y ANA destaca el delicado equilibrio entre la preservación cultural y el respeto por la diversidad y enfatiza la necesidad urgente de que los cuerpos de derechos humanos intervengan y promuevan mecanismos de diálogo que protejan los derechos fundamentales al tiempo que respetan el patrimonio cultural.
*Nombres cambiados por seguridad.
Fuente: puertas abiertas