Salud
Ni el cerebro ni nuestro cuerpo necesita azcar para funcionar. Cosa muy distinta es la glucosaaunque son trminos que se suelen confundir. As, se justifica el consumo exacerbado de carbohidratos y harinas refinadas, bollera industrial, ultraprocesadosazcar aadido y azcar libre porque es energa para nuestro organismo. Falso. Lo explica de una manera pragmtica Sandra Moino, dietista y nutricionista experta en inflamacin que no duda en sealar el abuso en el consumo de azcar como un factor determinante de la inflamacin que buena parte de la poblacin sufre. «La glucosa es necesaria para el cuerpo, pero esto no nos tiene que confundir. Esta se puede producir mediante rutas metablicas a partir de protenas o cidos grasos y, adems, obtenerse a partir de alimentos como son las verduras y las frutas», seala.
La autora de Adis a la inflamación (Harper Collins) dedica un captulo completo al azcar explicando que este nos enferma por el abuso en el que hemos cado. En ese captulo se recogen datos demoledores al respecto. Segn el Ministerio de Sanidad espaol, la media de la poblacin espaola consume alrededor de 75 gramos de azcar aadido al da, es decir, el triple de lo que la OMS recomienda no superar (25 gramos por da). «Este dato no debera sorprendernos, ya que podemos encontrar azcar incluso en los productos que menos esperamos como el pan de sndwich, el tomate frito, los potitos o la leche de frmula», comenta Sandra Moino.
Salud El azcar en exceso nos enferma desde pequeos
En esta cuestin nos encontramos con dos problemas. Por un lado, el azcar se naturaliza en cantidades desorbitadas desde que somos pequeos. Los nios estn acostumbrados a celebrar los cumpleaos con un festn de azcar aadido. A las gominolas, pasteles y ultraprocesados como pizzas industriales o perritos calientes se aaden yogures azucarados, galletas, bollera, cereales y zumos, tambin de frutas.
«Llevar zumos de frutasaunque sean exprimidos en casa por nosotros, no es saludable», escribe Sandra Moino en Adis a la inflamacin. Aunque se trata de alimentos vegetales y el azcar que contienen es natural, al licuarlos se convierten en azcar libre equivalente al azcar aadido cuyo consumo en exceso es el mayor responsable de las patologas que sufre el mundo occidental. «El problema no est en el consumo de azcar -intrnseco- de alimentos naturales que contienen glucosa por naturaleza -como frutas, verduras tubrculos, legumbres, lcteos o pseudocereales- sino el azucar aadido -el de mesa o el que se encuentra en los productos procesados- y, tambin del abuso de azcar libre -el que se libera del alimento una vez procesado, como cuando exprimimos el jugo de las frutas para hacer zumos o la misma miel- y el exceso de harinas refinadas que han perdido la fibra de sus capas ms externas», explica la experta.
Salud las consecuencias del consumo excesivo de azcar
Adems de causar Inflamación debido a los picos de glucosa y a la resistencia a la insulina, lo que nos lleva a sufrir hgado graso, sobrepeso y obesidad, Sandra Moino hace un recuento de las patologas ms sufridas a causa del consumo excesivo de azcar.
- Enfermedades autoinmunes. «El azcar es uno de los alimentos que ms les gusta a las bacterias ‘malas’ que forman la microbiota o flora bacteriana». Lo que genera un desequilibrio intestinal.
- Enfermedades cardiovasculareslas ms mortales. Segn explica Sandra Moino, el cuerpo transforma el exceso de azcar en triglicridos depositados como reserva de energa, lo que se traduce en un aumento de peso y mayor riesgo cardiovascular.
- Ansiedad. Con el consumo excesivo de azcar se incrementa por 4 la produccin de adrenalina, lo que nos conduce a un estado de estrs intenso sin motivo. Es una de las razones que explica la hiperactividad en nios y el aumento de casos con dficit de atencin.
- Diabetes. Se empieza con resistencia a la insulina y acaba en diabetes.
- Envejecimiento precoz. «Interfiere en el transporte y funcin de la vitaminaC», seala Sandra Moino dando protagonismo a este antioxidante que promueve la formacin de colgeno.
- Adiccin. Cuando consumimos azcar, el cerebro libera dopamina, el neurotransmisor asociado con el sistema de recompensa y el placer.
