«China sigue siendo un gran aliado geopolítico, pero no quiere arriesgar dinero en Venezuela: su experiencia ha sido catastrófica«, dado. “Los chinos le prestaron 60 mil millones de dólares a Chávez. Venezuela todavía les debe 20 mil millones. China es su principal acreedor: no están dispuestos a invertir más”, detalla. “Maduro tuvo que negociar desesperadamente con EE.UU. y con Chevron porque necesitaba a los inversionistas occidentales”, explica.
“La economía venezolana no creció con Chávez. Sí creció brutalmente el consumo”, precisa. “Chávez tuvo un déficit fiscal de casi 20 puntos del Producto Interno Bruto en 2012, y eso con el precio del petróleo más alto de la historia, para reelegirse cuando se estaba muriendo de cáncer. Esa grandísima irresponsabilidad de Chávez fue la que trajo el desastre de la última década”, explica. “Cuando Chávez llegó al poder, PDVSA produjo 3,1 millones de barriles. Hoy producen 400 mil barriles diarios”, compare. “El 80 por ciento del incremento de producción de petróleo que hubo en Venezuela en los últimos dos años es todo de Chevron”, describe.
“Cuando Chevron cobre toda su deuda con PDVSA, que llegue a unos 4 mil millones de dólares, posiblemente no tenga incentivo para seguir invirtiendo en Venezuela”, advierte. “Venezuela no va a recuperar la producción que tenía al principio con Maduro”, alerta. “Maduro necesita la flexibilización de sanciones. Su plan era hacer elecciones y ganarlas como en el pasado, dividiendo a la oposición. Pero se le destruyó el plan. Por eso tuvo que cometer un fraude gigantesco”, concluye.
El respetado especialista en políticas energéticas y economía del petróleo, el venezolano Francisco Monaldiestuvo en La Repregunta. Monaldi es director del Programa Latinoamericano sobre Energía del Baker Institute en Rice University, en Estados Unidos. Es fundador del Centro sobre la Energía y el Medioambiente del IESA. Escuela de gerencia, en Venezuela. Es economista y es doctor en Ciencia Política, con foco en Economía Política, por la Universidad de Stanford.
Venezuela en crisis, ¿Chávez o Maduro, quién es el más responsable? ¿China y Rusia pueden ser la tabla de salvación de Maduro? ¿Podrá el régimen de Maduro sostenerse sin la apertura de su sector petrolero? El papel de Chevron y las sanciones de Estados Unidos. Desde Houston, Texas, Monaldi hizo su análisis.
Aquí, la entrevista completa.
-Hay una lectura sobre el proceso venezolano de un sector progresista algo más crítico, y es esta aclaración: que con Chávez era distinto y que el gran problema es la evolución del régimen chavista en los últimos años. Pero la reconstrucción del camino recorrido desde la llegada de Chávez al poder y el impacto en la matriz económica y productiva venezolana, con el petróleo en el centro del escenario, no ofrece ese equilibrio tan positivo. ¿Podría hacer una síntesis de cómo ha sido este proceso?
–La economía venezolana ha sido dependiente del petróleo desde hace mucho tiempo., pero durante el período de Chávez se hizo más dependiente todavía. Hay que entender que Chávez llega a la presidencia básicamente porque Venezuela experimentó años de muy mal desempeño económico, porque había caído el precio del petróleo y Venezuela había tenido que recortar la producción como parte de los acuerdos de la OPEP. Esto sucede en los años 80. En los años 90, se hace una apertura muy agresiva del sector petrolero a la inversión internacional y se empieza a incrementar la producción de manera importante. Pero en el año 97, 98, cuando Chávez llega al poder, los precios del petróleo estaban en su mínimo histórico de ese momento. Chávez aprovecha la luna de miel como Presidente para tomar control de todos los poderes importantes en Venezuela y, eventualmente, también de Petróleos de Venezuela en la famosa huelga del año 2002, 2003. Cuando se dispara el precio del petróleo en el mundo, le permite a Chávez usar esa renta petrolera, esas ganancias extraordinarias que tiene el sector petrolero, directamente, sin control del presupuesto, para financiar sus programas sociales. La economía venezolana, prácticamente, no creció con Hugo Chávez. Lo que sí creció brutalmente fue el consumo. ¿Y cómo creció ese consumo? Porque el precio del petróleo subió y porque la producción había subido por esas inversiones privadas anteriores a la llegada de Chávez. Además, Chávez nacionalizó parte del sector y tomó mayores ganancias aún. En el largo plazo, eso no era viable: Venezuela no estaba subiendo su producción de petróleo, que empezó a caer durante el gobierno de Chávez. El sector privado empezó a dejar de invertir en Venezuela. Todo ese cuadro recién se puso en evidencia cuando colapsó el precio del petróleo en 2014: pareciera responsabilidad de Maduro pero, en realidad, todas las condiciones para la destrucción de la economía venezolana fueron una bomba de tiempo que había dejado Hugo Chávez.. Hay un punto central: Chávez tuvo un déficit fiscal de casi 20 puntos del Producto Interno Bruto en 2012, y eso con el precio del petróleo más alto de la historia, para reelegirse cuando se estaba muriendo de cáncer. Esa grandísima irresponsabilidad de Chávez fue la que trajo el desastre de la última década.
-Hay una gran pregunta: si alcanza con tener recursos naturales con un potencial riquísimo, por ejemplo, el petróleo, para salir de la pobreza y entrar en una vía de crecimiento y desarrollo equitativo. A partir de su descripción, se ve que si la política usa esos recursos para sustentar un poder inequitativo y dictatorial, esos recursos no se terminan de derivar hacia el sistema productivo.
-Exacto. Fíjate, es muy interesante porque está la llamada “maldición de los recursos naturales”, la idea de que si tienes muchas rentas de recursos, particularmente minerales como petróleo y gas, te puede traer problemas: puede hacer que un país sea menos democrático e, Incluso, que no tenga desarrollo económico. La evidencia es mucho más sutil: depende muchísimo de la calidad institucional de un país. Primer asterisco: la mayor parte de los países que han recibido estos ingresos extraordinarios ha subido su ingreso per cápita y le ha ido económicamente bien, pero mucho menos bien que su potencial. Y el segundo asterisco es que aquellos países que tenían instituciones muy débiles, que no tenían instituciones democráticas, que no tenían un Estado de derecho funcional, a muchos les era mucho peor de lo que se podía esperar. Los casos más extremos son la Venezuela reciente, Nigeria y Guinea Ecuatorial, países con instituciones muy débiles que no supieron manejar ese ingreso.
-Si uno piensa en Medio Oriente y los petro Estados que no tienen sociedades democráticas, ¿cómo juega la variable de la institucionalidad y el aprovechamiento interesante de los recursos naturales en estos casos? Porque son Estados muy ricos en base al petróleo a pesar de no ser Estados democráticos.
-Esos países tienen ingresos del petróleo por habitante mucho más elevados que los que tienen países como Venezuela o los que podrán alcanzar un país como la Argentina. Sin embargo, hay toda una literatura académica que plantea que esos países son tan autoritarios, son los que tienen menos democracia en el mundo en muchos casos, por la cantidad de recursos que les aporta el petróleo: eso hace que los ciudadanos se sientan que si el Estado les provee de todo y no les cobra impuestos, no tienen razones para exigir libertad. Sin embargo, los estudios más sugeridos indican que la realidad es que en esa zona no hay democracia, excepto por Israel y una media democracia en Irak impuesta por los Estados Unidos. Entonces no es solo el petróleo; Hay otros condicionantes. Pero lo que sí ha sido muy interesante esos países es lo bien que han usado los ingresos petroleros: crearon fondos soberanos, construyen infraestructura, manejan su macroeconomía con muchísimo cuidado. No tienen inflación. Son casos muy peculiares, pero ofrecen algunas enseñanzas para cualquier país productor de recursos minerales.
-Claro, hay una institucionalidad distinta a la de un sistema democrático, pero una institucionalidad muy orientada a sostener esa matriz productiva.
-Exacto. Por ejemplo, las empresas del Estado de esos países están bastante bien manejadas. Los Bancos Centrales son muy profesionales. Tienen instituciones independientes que manejan la parte financiera.
-La institucionalidad y la eficiencia en el manejo de estas empresas estatales vinculadas con el petróleo es un punto clave. PDVSA, la empresa petrolera del Estado venezolano, fue considerada una empresa de punta y respetada por su desempeño. ¿Cómo se transforma ese panorama a lo largo de tantos años de chavismo y qué rol tuvo en este juego político?
-Eso es muy importante. Petróleos de Venezuela era considerada entre las cinco mejores empresas petroleras estatales del mundo. Fue así por una estatización inteligente: lo que hizo el Estado venezolano en el año 75 fue tomar las dos grandes petroleras radicadas en Venezuela, Shell y Exxon, y nacionalizarlas pero manteniéndolas como estaban, es decir, como filiales de PDVSA, que se limitaba a ser la empresa holding. La política sólo influía en PDVSA pero las filiales se manejaban como antes, como si fueran empresas privadas. Chávez fue el gran enemigo de esa autonomía de la empresa estatal y cuando llegó al poder, empezó a erosionarla. Eso llevó a una crisis que derivó en una huelga petrolera. Fue cuando Chávez despidió a 20 millones de los 38 mil empleados que tenía la empresa, en particular a todos los cargos gerenciales altos, con muy pocas excepciones. Desbandó completamente la unidad de Investigación y Desarrollo de PDVSA, que era la empresa de América Latina con más patentes registradas en EEUU. Todo eso quedó destruido. Chávez hizo énfasis en el control político de la empresa y puso como presidente a Rafael Ramírez, que era a su vez vicepresidente de la República, vicepresidente del partido de Gobierno y jefe de la campaña presidencial de Chávez. Eso eliminó toda la autonomía de la empresa. También eliminó las filiales autónomas. Todo terminó conduciendo a una impresionante destrucción de PDVSA. Para cuando llega Maduro, la empresa estatal producía significativamente menos de la mitad de lo que producía cuando llegó Chávez al poder. El colapso de la producción no había sido mayor porque las empresas privadas que habían invertido antes de Chávez todavía producían una buena cantidad.
-¿Cómo es la situación hoy de PDVSA?
-Cuando Chávez llegó al poder, PDVSA sola, sin las empresas privadas, produjo 3,1 millones de barriles diarios. Hoy producen 400 mil barriles diarios. Y las empresas privadas que producían 300 mil cuando llegó Chávez, hoy producen 480 mil barriles diarios. El deterioro es brutal. Es muy difícil que la empresa pueda recuperarse. Tiene una deuda gigantesca de alrededor de 50 mil millones de dólares. Cuando Chávez llegó al poder, la deuda era de 3 mil millones de dólares. Hoy es prácticamente imposible recuperar el sector petrolero venezolano en base a la empresa estatal.
-¿Cuál fue el objetivo de esa movida del chavismo? Se podría plantear que para un político que busca la popularidad que buscaba Chávez, contar con esa cantera de recursos económicos, de dólares, era fundamental para poder sostenerse en el poder, y sin embargo el sector petrolero no funcionó en sus años de gobierno. ¿Más que el poder estaba buscando negocios espurios basados en el aprovechamiento de esos recursos, es decir, corrupción para beneficio personal del sector dominante?
-Es una mezcla de cosas. Por un lado, Chávez estaba convencido de que manejar el sector petrolero era sencillísimo, que no necesitaba a la élite tecnocrática de PDVSA. Por otro lado, creía que el sector privado estaba tan interesado en operar en Venezuela que iba a aceptar todas las condiciones que les impuso. Y también, recuerda que el precio del petról eo subió muchísimo. Entonces, a pesar de que la producción estaba declinando, Chávez veía ingresos cada vez mayores. Los chinos estaban dispuestos a prestarle muchísimo dinero. Los bonistas internacio nales, también. Así fue acumulando toda una serie de distorsiones gigantescas, pero que no se veían por el aumento sistemático del precio del petróleo.
-Es decir, bajó el volumen de producción pero subía el precio, entonces se compensaba y parecía que su política funcionaba.
-Exactamente. Hasta que un día, como diría Warren Buffet, cuando la marea bajó, descubrió quiénes estaban desnudos y quiénes no. En el caso de PDVSA, estaban totalmente desnudos.
-En la discusión que se dio esta semana en la Argentina en relación a la planta de gas licuado que se instalará en Río Negro y no en la Provincia de Buenos Aires, la imputación del gobernador bonaerense Axel Kicillof es que esa decisión es resultado del capricho del presidente Milei, que lo castiga por no haber apoyado su paquete de leyes. YPF y la malaya Petronas emitieron una declaración con las variables ambientales y geográficas pero también regulatorias y fiscales que se tuvieron en cuenta para tomar la decisión. ¿Una institucionalidad sostenida es clave tanto en la Argentina como en Venezuela, más allá de la fortaleza o debilidad democrática?
-Totalmente. Para que un país rico en recursos naturales funcione, lo primero es crear las condiciones institucionales para esas inversiones de muy largo plazo, que implican muchos costos hundidos, inversiones que se hacen antes de que se pueda empezar a producir y que toman muchos años de maduración. . Todo eso hace que sean inversiones súper vulnerables a los cambios institucionales, fiscales y legales. Los países que crean esa institucionalidad son los que logran desarrollar sus recursos. En el caso de la Argentina, tiene la ventaja de que el petróleo es de lutitas, que requiere inversiones de corto plazo, pero para poder exportar el gas requiere una inversión como esa, de 30 mil millones de dólares. Para las inversiones de ese calibre es absolutamente esencial crear la institucionalidad de largo plazo. Yo, francamente, no soy súper optimista sobre que esa inversión realmente se realice si no están dadas las garantías en los próximos años. Más allá de la ley, es necesario que haya realmente un consenso nacional de mantener la institucionalidad en esta materia.
-Comparando el caso de Venezuela con el caso de Bolivia, por ejemplo, donde también los recursos naturales y la explotación del petróleo fue una clave política del primer Evo Morales, muy elogiado por medios como el Tiempos financieros en su momento. ¿Cuál es la diferencia entre la involución que tuvo Bolivia y la que vive Venezuela?
-Al caso boliviano lo considero una Venezuela en cámara lenta. Morales fue mucho más pragmático en lo económico que Hugo Chávez. Arce, el actual presidente que era ministro en el gobierno de Morales, fue muchísimo más cauteloso que Chávez con las variables macroeconómicas. También tenía mucho menos ingreso, pero la dinámica es parecida. Fue el gobierno de Sánchez de Lozada el que llevó toda la inversión a Bolivia, y cuando llegó Evo Morales al poder, esa inversión estaba en marcha.
-Se refiere a la inversión privada.
-Morales la nacionaliza parcialmente, le sube dramáticamente los impuestos, lo que hace que deje de ser atractivo invertir en Bolivia. Ahora, por unos cuantos años, esa producción en marcha le sirvió a Morales para hacer programas sociales muy exitosos. Eventualmente, como pasó en Venezuela, pero a un ritmo mucho más lento, el sector comenzó a declinar. En este momento enfrenta otro problema: tanto Argentina como Brasil tienen su propio gas, el mercado en que está encerrado Bolivia, que ahora realmente enfrenta una situación muy complicada por su dependencia de los ingresos del gas.
-¿Cuál es el mix hoy en Venezuela en relación a la presencia del Estado y la presencia de compañías multinacionales privadas? Porque después de la pandemia se empezaron a registrar cambios en la geopolítica del petróleo, también en Venezuela.
-PDVSA sola, la empresa estatal, produce un poquito menos de la mitad de petróleo del venezolano y la otra mitad está muy concentrada en tres grandes jugadores que son Chevron, la empresa estatal China CNPC y la empresa estatal rusa. Después hay una pequeña participación de empresas europeas como Repsol. Chevron es casi la cuarta parte de la producción de Venezuela.
-¿Cómo reingresa a ese mercado esa compañía tan vinculada, según la retórica de la revolución chavista, al “imperialismo yanqui”?
-Conoco y Exxon fueron expropiadas y se fueron de Venezuela, pero Chevron aceptó las condiciones que les impuso Chávez por las cuales PDVSA pasó a ser el accionista mayoritario, en un 60 por ciento, de todos los proyectos de Chevron. Además, les exigió que le financiaran la parte estatal de PDVSA, una cosa increíble. Pero eso funcionaba mientras los precios del petróleo eran altísimos: en esas condiciones, Chevron siguió en Venezuela. Cuando se impusieron las sanciones, por un tiempo, Chevron no pudo ni siquiera operar sus proyectos. Pero más recientemente aprovechó el intento de EEUU de restablecer relaciones con Venezuela a partir del pragmatismo energético en medio de la invasión rusa de Ucrania. Chevron negoció un nuevo contrato con PDVSA y tomó el control operativo. Ahora exporta a EEUU, cosa que les permite el gobierno norteamericano. Se volvió un negocio muy atractivo para Chevron. Está claro que PDVSA tuvo que ofrecerle condiciones mucho más atractivas para que estuvieran dispuestos a volver a invertir. El 80 por ciento del incremento de producción que ha habido en los últimos dos años es todo de Chevron.
-¿Cuánto pesa y cuánto han pesado las sanciones, el bloqueo que denuncia continuamente Maduro, y que también afecta al petróleo?
-Las sanciones sin duda afectan pero fíjate: cuando Chávez llegó al poder, producíamos 3,4 millones de barriles. Había planes de expansión para que Venezuela produjera 5 millones y medio de barriles. Para el momento en que se imponen las sanciones, Venezuela ya produjo 1,3 millones de barriles. Luego cayó a uno 500 mil barriles diarios y se ha recuperado hasta 850 mil barriles, en parte por la recuperación del precio del petróleo después de la pandemia y por la ayuda de Irán para colocar el petróleo venezolano en el mercado negro en China. Pero también por la licencia de Chevron. Cuando te decía 80 por ciento, me refiero a que el 80 por ciento de las de lo que ha subido es de Chevron, pero no es que la producción ha subido 80 por ciento. En los últimos años, la producción ha subido a unos 160 mil barriles diarios. La producción de Chevron, curiosamente, ha subido al 100 por ciento. Es el 80 por ciento del aumento total que ha habido en la producción. O sea, prácticamente no ha habido aumento en ninguna otra empresa en Venezuela que no sea Chevron.
-¿Cómo se puede concebir esa fuerte presencia de una empresa extranjera como Chevron? Usted señala la presencia de la empresa estatal china o la estatal rusa, que se explica por su relación política con el régimen de Maduro. En el caso de Chevron, la decisión estratégica de esa empresa a partir de los altos precios del petróleo, ¿alcanzó para que el diálogo fuera posible con un régimen político tan estatista?
-Las condiciones son muy particulares. Chevron ya tenía una gran presencia en Venezuela y producía bastante petróleo, pero PDVSA le debía unos 4 mil millones de dólares. Chevron estaba buscando una manera de cobrar esa deuda. Lograron acordar con PDVSA un sistema por el cual Chevron invierte dinero pero lo obtiene del flujo de caja que genera lo que PDVSA les autoriza a exportar a EEUU, es decir, no ponen ni un centavo nuevo. En EEUU pueden cobrar un precio full, una diferencia del precio en el mercado negro. Es un negocio redondo para todos: la producción sube sin Chevron arriesgar ni un centavo y para Venezuela y PDVSA es positivo porque puede venderse en el mercado americano. De otra forma, el Tesoro de los Estados Unidos no lo autorizaría. Es algo muy particular. La pregunta que todos nos hacemos es si una vez que Chevron cobre toda su deuda con PDVSA, va a tener algún incentivo para seguir invirtiendo en Venezuela. La respuesta es posiblemente no.
-¿Cuándo se cumple ese plazo? ¿Cuándo se supone que la deuda se terminará de pagar?
-El contrato es secreto, no sabemos los detalles de cómo se está pagando esa deuda. Pero todo indica que probablemente en año o año y medio se terminará de pagar la deuda.
-Es decir que en año o año y medio, Venezuela y el sector petrolero venezolano se quedaría sin esa clave socio estratégica.
-Si. Yo creo que Chevron seguiría operando lo que ya tiene, pero no pondría más dinero. Lo que está previsto es que la producción en Venezuela suba unos 150 o 200 mil barriles más y hasta ahí. O sea, Venezuela no va a recuperar ni siquiera la producción que tenía al principio de Maduro a pesar de que los precios del petróleo están altísimos. Y eso aunque Venezuela es el país que tiene menores riesgos geológicos: el petróleo está ahí, es fácil sacarlo.
-En los últimos días, con la crisis venezolana en el centro de la agenda pública, se habla de que es la principal reserva petrolera del mundo. ¿Esto no es así?
-Sí, Venezuela reporta las reservas oficiales más grandes del mundo, pero si tuvieras que usar los mismos criterios que usan las empresas en la Argentina que están listadas en bolsa, habría que reducir las reservas de Venezuela dramáticamente porque no cumplen con los requisitos de una empresa auditada. Sigue siendo cierto que Venezuela tiene muchísimos recursos, pero es como decir que en Vaca Muerta hay muchísimos recursos. La realidad es que las reservas son una fracción muy pequeña de esos recursos porque depende de la infraestructura necesaria para ser extraídas. En realidad, Venezuela no tiene la reserva de petróleo más grande del mundo, pero sigue siendo el país que tiene las reservas de petróleo más grande del Hemisferio Occidental, quizás compitiendo con Canadá, que tiene también un petróleo pesado muy parecido al de Venezuela.
-Usted señaló la presencia de la empresa estatal rusa y la empresa estatal china en Venezuela en el sector petrolero estratégico. Toda esta semana de crisis y de aislamiento internacional cada vez alcalde de Maduro hace pensar en una reconfiguración negativa del escenario geopolítico con el refuerzo de su relación con las autocracias. Esa presencia de China y de Rusia explotando petróleo en Venezuela, ¿cómo impacta en la sustentabilidad del régimen político dictatorial de Maduro?
-Durante el período inicial de su presidencia, Maduro trató de que los rusos se convirtieran en el principal inversionista en Venezuela porque los chinos, desde que murió Chávez, arriesgaron muchísimo dinero en Venezuela y Venezuela no se los pudo pagar. Los chinos le prestaron 60 mil millones de dólares a Chávez: Venezuela todavía les debe unos 20 mil millones de dólares. Son el principal acreedor de Venezuela. Los chinos no han estado dispuestos a invertir más. Entonces, Venezuela primero logró atraer a los rusos pero desde la guerra en Ucrania, no pueden invertir en Venezuela y tienen muchas otras necesidades. Una de las razones por las que Maduro tuvo que negociar desesperadamente con EE.UU. y con Chevron es que necesitaba a los inversionistas occidentales. Pero las elecciones en Venezuela le destruyeron el plan a Maduro, que buscaba normalizar las relaciones con EEUU y Europa y así abrir más el sector petrolero a empresas occidentales dada la dificultad con los chinos y los rusos. Pero ahora, no le van a quedar sino sus socios geopolíticos, que son China, Rusia e Irán, como socios potenciales. Pero esa sociedad no va a permitir la recuperación del sector.
-China, Rusia e Irán reconocieron el triunfo autoproclamado de Maduro. Una de las ideas sobre la salida de la cr isis venezolana es que el régimen de Maduro puede encontrar un límite en las bases y los mandos medios de las fuerzas armadas venezolanas. Por otro lado, está el apoyo geopolítico de las autocracias: en ese frente, usted plantea que hay una debilidad creciente en términos económicos, que es clave para Maduro. Esas autocracias tienen intereses económicos que no están muy beneficiados por el régimen.
-Así es. Siempre pensé que China era el único aliado que podía ayudar a Maduro porque China es un gran importador de petróleo, pero Venezuela destruyó un poco la relación con China, al menos, en lo económico. China sigue siendo un gran aliado geopolítico, pero los chinos no quieren arriesgar dinero en Venezuela: su experiencia ha sido catastrófica. Y los rusos, en realidad, nunca fueron un buen aliado petrolero porque son más bien rivales y competidores de Venezuela. Eso hace que la economía venezolana tenga un techo muy bajo, y Maduro lo sabe. Por eso se necesita la flexibilización de sanciones. Y por eso su plan era hacer elecciones y ganar como ganaba en el pasado, dividiendo a la oposición, promoviendo la abstención, movilizando a su gente. Pero se le destruyó el plan porque la oposición le sacó un margen de 30 puntos y su popularidad nunca subió, por eso tuvo que cometer un fraude gigantesco.