Los principales cárteles mexicanos del narcotráfico están incorporando a sus filas a “decenas” de exmilitares colombianos con experiencia en guerra irregular para mejorar las “capacidades tácticas” de sus estructuras armadas, de acuerdo al semanario mexicano Proceso.
No se trata de un caso inédito, ya a inicios del año 2000, surgió el cártel denominado Los Zetas, uno de los más sangrientos en la historia de México, donde sus primeros integrantes eran de formación militar, incluso varios de ellos se capacitaron en la Escuela de las Américas que, al momento de su entrenamiento, había sido trasladada a Fort Bragg, en el estado de Carolina del Norte, desde su sede original en Panamá.
Ahora, fuentes de inteligencia militar y exoficiales señalan que la historia parece repetirse, pues se trata de perfiles que en su mayoría tienen entrenamiento de comandos, por lo que los cárteles están conformando unidades de élite para actuar con “mayor fuerza letal”.
De acuerdo al reporte, en la mayoría de los casos son militares retirados de alrededor de 40 años de edad, tras 20 años de servicio, que están en plenitud de facultades y han sido fogueados durante mucho tiempo en combates contra grupos armados irregulares, como guerrillas y estructuras del narcotráfico.
Como muestra, ya en enero de este año, en un operativo desarrollado en Zacatecas, las autoridades mexicanas confirmaron la captura de 10 integrantes del cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), incluyendo dos ciudadanos colombianos, quienes son considerados líderes de la organización criminal en esta región.
El subsecretario de Seguridad Pública de Zacatecas, Óscar Alberto Aparicio Avendaño, señaló que los detenidos colombianos desempeñaban roles “como presuntos cabecillas de la célula delictiva vinculada al CJNG”.
“La participación de los extranjeros cada vez es mayor, sobre todo de ex policías o ex militares, o ex guerrilleros colombianos, venezolanos, argentinos, no quiero ser irresponsable en decir esto, pero son números que los tenemos, vamos más de 12 colombianos detenidos, van más de diez argentinos”, aseguró Aparicio Avendaño en ese momento.
Según la revista Proceso, “Los narcotraficantes mexicanos se están llevando a personal militar de capacidades diferenciadas, porque eso les ha dado muy buenos resultados en sus guerras por el control de territorios y porque la ganancia para ellos es doble: ganan combatientes altamente capacitados y ganan instructores para su gente”.
Tal contexto establece que el Cártel de Sinaloa (CDS), el de Jalisco Nueva Generación (CJNG), La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios han reclutado a elementos colombianos.
Entre los exintegrantes del Ejército colombiano que están viajando a México “contratados” por las organizaciones del narcotráficohay francotiradores, instructores de fuerzas especiales, comandos de operaciones urbanas, guías caninos, enfermeros, explosivistas y pilotos de drones, asegura la publicación.
Incluso, asevera que el Departamento de Inteligencia y Contrainteligencia Militar del Ejército de Colombia estableció la necesidad de realizar una “investigación de campo” sobre el tema y “tomar medidas” para prevenir el daño institucional que podrían causar las actividades ilegales de exmilitares colombianos en el extranjero.
Incuso, el pasado 30 de abril, la secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México dio a conocer la detención de dos hombres de nacionalidad colombiana en medio de un operativo realizado en la población de Miguel Hidalgoen el contexto de una intensificación de las acciones contra la delincuencia organizada y el tráfico de drogas en la capital del país.
Además, investigaciones revelaron que al menos 24 mercenarios colombianos, en su mayoría militares en retiro, participaron en el asesinato del entonces presidente de Haití, Jovenel Moïse, lo que llevó a políticos de Colombia a pedir al Ejército implementar algún tipo de monitoreo sobre exintegrantes de la institución que viajen al extranjero.
Se estima que cada año se retiran de las Fuerzas Militares de Colombia unos 10,500 efectivos que, en su mayoría, reciben pensiones mensuales de aproximadamente 335 a 800 dólares.
Sin embargo, sirviendo al crimen organizado en México, pueden quintuplicar y hasta septuplicar los ingresos que tienen en Colombia, lo que resulta atractivo no sólo para los militares pensionados sino también para jóvenes en activo cuyos salarios en el Ejército, como soldados profesionales y suboficiales.
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