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Recuerda profesiones que ‘dejaron de existir’ o fueron sustituidas por tecnologías RO

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Hace menos de 20 años, tener unfoto reveladaFue un proceso que llevó mucho tiempo realizado por un profesional. Para garantizar que los periódicos impresos se distribuyan sin errores tipográficos,retoquistasPasaron horas corrigiendo los defectos con pintura. Con la llegada de la tecnología, estas y otras profesiones fueron sustituyéndose hasta “dejar de existir”.

🚂Paulo da Costa,A los 12 años ya trabajaba como obrero ferroviario.en un tren de vapor en el Ferrocarril Madeira Mamoré (EFMM).

📰Marcelina Silva pasó horas despierta “retocando” letra a letra todas las páginas manualmente:sólo terminó su turno cuando el periódico estuvo listo para ser distribuido.

📷 Iván Souza, como lo conocen, fue el responsable de procesar los rollos de película fotográfica: con una secuencia de químicosen aproximadamente 1 hora las fotos estaban en la palma de mi mano.

Retocador de periódicos

Marcelina, era retocadora en un periódico impreso de Porto Velho. Su trabajo consistía en cubrir las letras e imágenes de las páginas del periódico. En aquella época, el texto se preparaba manualmente utilizando una máquina llamada “linotipia”, que dejaba huecos en la escritura.

Páginas del periódico donde trabajó Marcelina en los años 80 — Foto: Reproducción/Issuu

Su turno comenzaba a las 3 de la tarde y sólo terminaba cuando el periódico estaba listo para ser entregado. Esto se debe a que necesitaba esperar a que se ensamblaran las hojas para corregir los errores antes de distribuirlas.

El retocador recuerda que lo que más dificultó el proceso de preparación fueron los constantes cortes de luz. Lo que amplió su horario de salida.

“Después de ensamblar las hojas en la linotipia, el periódico se colocó sobre una mesa de vidrio, con una lámpara debajo para que pudiéramos tapar los huecos con lápices de colores. Recién entonces se empaquetó el periódico para su entrega”, explica Marcelina Silva.

Marcelina, 40 años después, en el lugar donde tenía su sede el periódico donde trabajaba — Foto: Izabela Muniz/Revista ‘Versões Ausentes’

Marcelina trabajó en la profesión alrededor de dos años.Su función fue reemplazada por equipos y herramientas modernos y los defectos en las láminas dejaron de existir.Tiempo después, el periódico impreso también perdió fuerza frente a la tecnología.

Ferrocarril en EFMM

Paulo da Costa Ramos empezó a trabajar en EFMM a los 12 años, en el llamado “tren de lastre”: una locomotora que transportaba materiales como granito y madera, que se colocaban sobre la vía para darle estabilidad. En ese momento su tarjeta de trabajo estaba firmada por “Red Federal de Ferrocarriles”.

Tarjeta de trabajo y tarjeta de identificación ferroviaria de Paulo da Costa — Foto: Emily Costa/g1 RO

Luego de un grave accidente que mató a dos compañeros de profesión de Paulo, la estación fue desactivada y él fue trasladado al sector de “estibadores”, donde se encargaba de cargar y descargar cargamentos que llegaban de otros estados por camión e incluso por barco.

El ex ferroviario cuenta que pasó por muchas “luchas” en las vías del tren: en uno de sus viajes, su locomotora se detuvo y estuvo ocho días esperando que pasara otro tren. Para no morir de hambre, su única opción era pescar en un río cercano.

Su último trabajo fue como “jefe de tren” de la locomotora 4, en los años 1970, semanas antes de que los ferroviarios fueran sorprendidos por la noticia de la desactivación de la EFMM.

“Después de eso, nos trasladaron al cuartel militar. Pasé casi toda mi vida aquí (EFMM). Hoy, a mis 78 años, mi sueño es volver a la profesión y que algún día estos trenes vuelvan a moverse”, dice Paulo.

Paulo da Costa, de 78 años, sueña con volver a trabajar en EFMM — Foto: Emily Costa/g1 RO

Desarrollador de imágenes

Iván Souza, como se le conoce, con la insistencia y curiosidad de su juventud, a los 17 años consiguió trabajo como “laboratorio fotográfico” (nombre dado al desarrollador de imágenes profesional). En ese momento, no existían cursos técnicos ni formación académica específica para la profesión en la región; los profesionales se formaban en la propia empresa.

“El proceso de transformar rollos de película (que en aquel momento estaban limitados a 36 poses) en fotografías reveladas tardaba entre 30 minutos y 1 hora, dependiendo de la calidad del equipo y la habilidad del revelador”, afirma.

Ivan en un laboratorio de revelado de imágenes en 1997 — Foto: Archivo personal

El primer paso fue calentar una mezcla de productos químicos. Luego, Iván colocó el negativo (película) a la luz y realizó una secuencia de inmersiones en diferentes sustancias. El proceso de desarrollo se llevó a cabo en una habitación oscura o parcialmente oscura, dependiendo de la etapa de desarrollo.

Con la llegada de las cámaras digitales portátiles se produjo una auténtica revolución en el mercado de la fotografía. Trajeron la practicidad de usar una tarjeta de memoria para almacenar fotos, es decir, la gente podía tomar fotos y mirarlas al mismo tiempo.

Este fue el momento en que el desarrollador de imágenes se dio cuenta de que era hora de cambiar la página de la profesión.Decidió ingresar a la Facultad de Comunicación Social y, desde entonces, se dedica a la producción audiovisual.

G1 RO

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