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Christian Ravier: «Para mantener una buena salud necesito estar en contacto con la roca»

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Salud

Inspirador Christian Ravier, en esta entrevista nos habla de sus motivaciones, que no han cambiado mucho desde que seguía a su padre y a su tío, los míticos Ravier, por sus imborrables líneas pirenaicas.

Participa en la Semana de la Montaña del Club de Montaña Exea con la charla ‘Viajes y desierto’. Jordania, Argelia o Marruecos son destinos que tiene ‘trillados’. Su vínculo con la arena es sólido. ¿Qué tiene de especial escalar en estos páramos?

Los desiertos siempre me han atraído. Los encuentros que pude hacer allí, las amistades que nacieron de estos viajes, siempre me alientan a volver a partir. Llevo 30 años yendo a Rum, Jordania, como guía con clientes y como aficionado con amigos. Seguimos explorando estas paredes esculpidas por la arena y el viento. El ‘parque infantil’ que se nos ofrece es infinito. Taghia, en el Atlas marroquí, es un pueblo a 2.000 metros de altitud rodeado de murallas de gran belleza. He pasado mucho tiempo allí desde 1994. Descubrí Mauritania este invierno y espero volver pronto a Hoggar, en Argelia.

Su vida es la escalada sin límites geográficos, sí éticos. En alguna ocasión ha dicho que su motivación hacia el viaje deriva más al conocimiento de las personas que a la conquista de las cumbres, que le atraen las montañas habitadas.

Sin duda, si viajo es siempre hacia un universo más o menos vertical alimentado por una pasión que permanece intacta, pero lo que más me conmueve, más allá de las hermosas paredes que encuentro, es el encuentro. Me gusta capturar el alma de un lugar. Cuando eres extranjero tienes que contar con la bondad de lo desconocido.

Salud Christian Ravier escalando en Jordania. Foto de su colección
Christian Ravier escalando en Jordania. Foto de su colección

Otra cita interesante que he encontrado de usted: “Prefiero hacer una vía fea con un buen amigo que una vía buena con un gilipollas”. ¿Qué valores son esenciales en un buen compañero de cordada?

Me refiero, por supuesto, a mi actividad amateur, aunque en mi trabajo como guía he tenido en un 99% la suerte de estar en buena compañía. Cuando amarro o viajo con uno o más amigos sé que puedo contar con ellos, ellos saben que pueden contar conmigo. Esta sensación de seguridad te permite llegar más lejos, más alto.

Es apreciado por sus guías de escalada, algunas, como el caso de Ordesa, Peña Montañesa o, sobre todo, el Maestrazgo, han abierto un mundo de lienzos salvajes para los aficionados. ¿Está preparando alguna nueva ‘topo’ de escalada?

Estoy trabajando con François Carrafancq, un amigo del pueblo de Lescun, en una guía de las rutas de escalada del Circo de Lescun. Es un lugar en el que he vivido, montañas que amo y sigo explorando.

Su campo base está en Pau, su casa. ¿Se puede decir que su vida es un viaje continuo por el mundo buscando una nueva línea que escalar siempre anclado al seguro de los Pirineos?

No paso mi tiempo viajando, sólo conozco unos pocos lugares en el mundo, vuelvo a menudo a Jordania o a Marruecos. Hay países que me gustaría descubrir o reencontrar, pero que hoy están martirizados por la violencia y la soberbia de los poderosos de este mundo. Sigo profundamente apegado a los Pirineos. También allí se trata de montañas habitadas. A mí no me atrae la altitud, los glaciares sí.

Christian Ravier escalando en Jordania. Foto de su colección

Su huella en España es gruesa. Entre sus vías de autor hay una mayoría inscrita en Aragón, también en Cataluña. ¿Qué le inspira nuestra tierra?

Tengo un profundo apego a Aragón, siempre con emoción cruzo los Pirineos para dirigirme al sur. Descubrí Riglos, Montrebei, Ordesa con 17 años. Luego descubrí que tratar de domesticar estas montañas podría ser el juego de mi vida. Con el tiempo, en el corazón de esta naturaleza, conocí personas maravillosas. Hoy en día, un viaje a Aragón es inseparable del encuentro con amigos.

Se ha mostrado crítico con el desarrollo de las sociedades montañesas alrededor del negocio del esquí. ¿Cuál es su opinión de la expansión de la unión de estaciones entre Formigal y Astún por Canal Roya?

Sí, no me gustan las estaciones de esquí pero también reconozco su utilidad para permitir a la gente vivir y permanecer en su país. Pero, hoy en día, cuando vemos estas cintas de nieve artificial en medio de campos de margaritas, sigue siendo un poco patético. Todos los centros turísticos de los Pirineos son deficitarios (excepto Andorra) y cuestan muchísimo dinero a la comunidad. Quienes están en el poder están bajo las órdenes de los financieros y el absurdo de un proyecto como el del Canal Roya es un claro ejemplo de ello.

Christian Ravier escalando en Jordania. Foto de su colección

Firma más de 200 nuevas vías abiertas ¿Una apertura es como el arte, una forma de acercarse a la inmortalidad, al dejar en la historia una firma que nunca se borrará?

¿Un arte? Quizás para los “inútiles” pero la vertiente artística llega ante todo a la naturaleza, a estos bosques atravesados, a estos prados, a estas montañas y a sus dibujos en su piedra.

¿Qué encuentra en este proceso?

Para mí, hay tres momentos en la realización de una nueva vía. La del proyecto mirando a la pared, con los ojos, unos prismáticos o una fotografía. Luego llega el momento de la creación, un momento compartido donde se despiertan todos los sentidos. Finalmente, esta nueva vía pertenece a la memoria y a la transmisión que me gusta marcar con un bonito boceto.

¿Cómo definiría su relación con la roca?

No soy un estajanovista en lo que respecta a la escalada, pero hoy debo admitir que para mantener una buena salud necesito estar en contacto con la roca con regularidad…

¿Qué es el miedo para usted?
Un cómplice, un motor y una protección.

Los hermanos Jean y Pierre Ravier y M. Khan. Foto: Darío Rodríguez

A estas alturas de entrevista aún no hemos hablado de Jean y Pierre Ravier, mitos del pirineísmo, leyendas para todos, y para usted, padre y tío. ¿Cuál es la mayor herencia que recibió de ellos?

Recibí la pasión como herencia, y lo que me impresiona de esta herencia es cómo se produjo la transmisión. No había ninguna dimensión deportiva en el acercamiento que Jean, mi padre, y Pierre, mi tío, tenían a la montaña. Es más una historia de instinto y motivación. Entonces, cuando éramos pequeños, mis primos y yo, nos llevaron… por instinto. Y ha dejado recuerdos muy fuertes.

Hoy, quizá más aún porque mi padre ya no está, soy sensible a esa audacia y a esa inteligencia que tuvieron para descubrir caminos tan bonitos en las montañas pirenaicas.

Además de todas las innumerables vías ‘clásicas’ que tienen su nombre, dibujadas con medios imposibles y tanta valentía, del legado de un estilo puro de amor por las montañas y admiración por la comunidad pirineista, ¿Que un tresmil lleve su nombre es el mejor homenaje que puede tener un montañero, acercándole a mitos como Russell, Arlaud, Rabadá, Navarro…?

Mi padre no hablaba mucho, Pierre, un poco más. Rápidamente comprendieron que se quedarían muy pequeños frente a la montaña. Humildad y discreción, si algo tuviera que sacar de su enseñanza es eso. Por eso, cuando nombramos una cumbre llamada Jean y Pierre Ravier, no se sentían tan preocupados.

¿Sigue vivo ese pirineísmo de compromiso por la autenticidad sin aditivos o se ha extinguido?

Si hay un espíritu del Pirineo es el que se nutre del propio Pirineo. Por los amantes de los Pirineos, pastores, escaladores, pescadores, excursionistas… pero para ser más precisos, es cierto que, por ejemplo, en los Alpes, los escaladores pirenaicos disfrutan de una especie de aura sorprendente. Quizás porque sabemos, por el momento, respetar nuestras montañas, nuestros ‘recreos’.

Como hacían ellos, ejecuta un espíritu natural de respeto y acercamiento sin alterar la voluntad de las montañas. ¿Es verdad que, como hacían ellos, incluso no le gusta seguir ni llevar mapas?

En la profesión de guía, los mapas suelen resultar útiles sobre los esquís, para encontrar el camino más seguro y evitar los obstáculos de las montañas en invierno. En mi práctica amateur o profesional, rara vez necesito un mapa… y luego, aunque sea un poco paradójico con mi trabajo como guía, me gusta perderme… para encontrar mejor mi camino más tarde.

Tampoco esquía.

No esquío. Aprendí, con cierta dificultad, a esquiar para obtener mi diploma de guía. Para ello me ayudaron, animaron y apoyaron amigos que pusieron toda su voluntad en hacerme amar los placeres del esquí, pero no lo consiguieron.

Christian Ravier escalando en Meteora. Foto de su colección

Las mujeres cada vez más tienen un papel propio dentro de la escalada y el alpinismo. ¿Cómo ve esta irrupción?

La lucha de las mujeres para acabar con el sexismo y lograr la igualdad de género en la ley y en la práctica en nuestras sociedades es extremadamente valiente. Me parece gratificante que este movimiento esté llegando a las montañas.

Participó en el documental ‘Al otro lado de la cuerda’ donde no se definía como ‘aventurero’. ¿Cómo lo haría en estos momentos?

Soy un pequeño aventurero.

Vivimos en la era de los récords de velocidad, de alcanzar el grado máximo, de los aficionados que solo conocen los rocódromos, de equipar y equipar… ¿La tendencia es que el escalador pase de ser un aventurero a un competidor?

Hay tantas formas de escalar como escaladores. Que todos encuentren allí su placer. En cuanto a la competencia, para mí es un despropósito en el desarrollo del ser humano.

Este año, en París, en su país, se celebran los Juegos Olímpicos, donde vuelve a estar presente la escalada deportiva. ¿Cómo valora esta evolución del deporte?

No es una evolución, es otra dirección.

Usted es guía profesional y como montañero renunció a la línea del himalayismo. En su posición, ¿entiende la explotación comercial actual de los 8000?

Nepal es uno de los países más pobres del mundo, por lo que tendré cuidado de no dar lecciones en este ámbito.

Christian Ravier escalando en Meteora. Foto de su colección

¿Qué es la ética para usted? ¿Dónde está la línea que no se puede sobrepasar?

Es importante que todos puedan encontrar sus ‘recreos’ que se adapten a sus necesidades. Debe haber puentes entre las diferentes actividades en torno a la escalada, desde la pared hasta los acantilados, desde el acantilado hasta la montaña. En los Pirineos creo que por el momento los practicantes lo han conseguido, aunque algunas vías abiertas hoy parecen más vías ferratas que vías de escalada. A menudo me han llamado elitista, “talibán”, considerando que debe haber caminos para todos pero es que no todos los caminos son para todos. No tenemos que construir carreteras sólo porque no tenemos las “agallas” para ir allí.

Depende de nosotros darnos los medios para poder escalarlos mediante el progreso y la experiencia. Hay rutas magníficas que me gustaría hacer pero por el compromiso o el nivel técnico que encontramos allí no soy capaz de afrontarlas… y no estoy traumatizado por ello.

¿Cuáles son sus siguientes proyectos?
Estoy estos días en los Meteora, en Grecia, con clientes, es un lugar que me encanta. En mayo viajaré a Taghia, en Marruecos, para participar en un proyecto de unos amigos vascos de Tolosa para instalar paneles solares que servirán para alimentar una bomba que suministrará agua a los habitantes del pueblo.

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