Santo Domingo.- Este Viernes Santo la Iglesia Católica mostró su preocupación por la inseguridad ciudadana, la violencia intrafamiliar, la política mal entendida y ejercida y la alarmante frecuencia de los abusos sexuales a menores que se registran en el país.
De igual modo recomendó encomendar en las manos del Padre «todo lo que nos duele y preocupa».
Cuentos como «la inseguridad ciudadana, la crisis climática, los niños y niñas abusados sexualmente, las mujeres maltratadas y asesinadas, las víctimas del fuego de Salcedo, y de La Victoria, las elecciones de mayo, la política mal entendida y ejercida, los mercaderes de la política que nos están prometiendo un paraíso; y los que nos quieren hacer creer que ya vivimos en el», citó.
El desgarrador testimonio de una madre cuya pareja violó a su hija
En su discurso de la Séptima palabra basado en el pasaje bíblico Lc. 23, 46 “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» , la Dra. Ángela López (Laica) Miembro comprometido de la Comisión de Prevención de abuso sexual de menores expresó que en general, tememos al fracaso ya la muerte.
«Adolecemos de una profunda inseguridad, de un derrumbe de la confianza. Es paradójico, porque estamos mucho mejor protegidos y más seguros que ninguna otra generación precedente dentro de la historia de la humanidad, al menos en Occidente», subrayó.
Ansiedad
Añadió que actualmente contamos con mejores condiciones materiales de vida. Disponemos de una medicina
más eficaz, y avances en las ciencias y la tecnología que eran impensables hace 30 o 40 años. Y sin embargo tenemos más miedo.
Argumentó que en el año 2019, antes de la pandemia del Coronavirus se reportó que 301 millones de personas en el mundo padecían un trastorno de ansiedad. Y en la actualidad, se calcula que el 4% de la población mundial la padece.
De modo que recomendó encomendar en las manos del Padre «todo lo que nos duele y preocupa».
Vivir de la apariencia
Además, pareció que quizás debemos renunciar a la necesidad de vivir de la apariencia, a los “like” y los “views”.
«Quizás debemos rebelarnos ante esta “civilización del espectáculo” que pone como principal valor y prioridad el entretenimiento, la apariencia, diversión y el pasarlo bien, que a final de cuentas nos ha ido llevando a la decadencia de la cultura humana», reflexionó.