Salud
Han sido semanas exigentes, llenas de reveses, las que ha estado viviendo la Corona británica. El reconocimiento de que el rey Carlos III enfrenta un cáncer detectado a tiempo no impidió que ciertos medios rusos dieran la noticia falsa de su muerte.
La noticia de que Catherine (Kate), la princesa de Gales, superó una cirugía abdominal no terminó en la revelación –escandalosa para los medios ingleses, pues afectaba la confianza en la realeza– de que una serie de fotografías oficiales habían sido alteradas, sino en la valiente alocución de ayer, en la que la propia princesa dio a conocer que había empezado un tratamiento de quimioterapia.
Luego del cisma que significó la documentada salida del príncipe Harry, y vivo aún el duelo por la muerte de la reina que ocupó el trono durante setenta años, la realeza de Inglaterra ha tenido que encarar tanto las teorías de conspiración como el desafío de su futuro. El pueblo inglés, en todo caso, parece respaldar a su monarquía. Las encuestas recientes, publicadas por el portal YouGov, muestran un repunte en las imágenes de los miembros principales: el 66 por ciento está con el rey Carlos, el 77 por ciento respalda al príncipe William y el 74 por ciento admira a la princesa Catherine.
Son días de prueba para las viejas instituciones del mundo, pero el 79 por ciento de los británicos, según los encuestadores de YouGov, creen que la Corona es buena para el país, o que, en el peor de los casos, no es un problema. Pero luego de unos días largos y confusos, en los que la monarquía tardó en responder a los rumores sobre Catherine y Carlos, y a las evidencias de las imágenes adulteradas, los palacios de Windsor y de Kensington han tomado el toro por los cuernos gracias al video en el que la princesa recuerda que la realeza es también humana: desde la trágica muerte de Diana, ese reconocimiento ha venido siendo parte de su secreto para perdurar.
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