Salud
En un mundo que a menudo avanza a un ritmo frenético es fácil olvidar la importancia de detenerse, respirar y cuidar de nuestro bienestar físico y emocional. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, al 50 por ciento de la población mundial se le ha diagnosticado alguna enfermedad de salud mental y el otro 50 por ciento la tendrá en algún punto de su vida. Así que, sin duda, es un tema de interés para todos.
En un mundo que a menudo avanza a un ritmo frenético es fácil olvidar la importancia de detenerse, respirar y cuidar de nuestro bienestar físico y emocional. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, al 50 por ciento de la población mundial se le ha diagnosticado alguna enfermedad de salud mental y el otro 50 por ciento la tendrá en algún punto de su vida. Así que, sin duda, es un tema de interés para todos.
Si no nos sentimos bien, es importante hablarlo. Cuanto más lo hablemos y lo entendamos, cuanto más lo normalicemos como algo que podemos enfrentar como seres humanos, el estigma disminuirá, mejor podremos tratarlo y más compasión y comprensión tendremos con los demás.
Sin salud mental no podemos estar sanos. Cualquier parte del cuerpo, incluso el cerebro, puede enfermarse. Todos pasamos por eventos que nos causan altibajos emocionales, sin embargo, las condiciones de salud mental van más allá de estas reacciones emocionales que tenemos a situaciones específicas. Se trata de condiciones médicas que causan cambios en nuestra forma de pensar y en nuestro estado de ánimo.
Por lo general, en Colombia históricamente no se ha hablado sobre problemas de salud mental, aumentando así el estigma asociado con las condiciones de esta. Sin embargo, esto ha ido cambiando. Personalmente, cuando veo que alguien de mi equipo no está bien, les pido que se tomen su tiempo para cuidar
de ellos mismos, que para mí es más importante que ellos estén bien como personas antes de cualquier cosa. Está bien no estar bien.
Reconocer y hablar sobre nuestra salud mental en el trabajo no solo es valiente, sino necesario. Al abrir este diálogo, no solo buscamos apoyo, sino que también ofrecemos un puente de empatía hacia otros. Imagina un entorno laboral donde preguntar “¿cómo estás?” sea el inicio de una conversación honesta y profunda, en lugar de un saludo pasajero. Un espacio donde el bienestar de cada individuo sea visto como el pilar sobre el cual se construye el éxito colectivo.
Para apoyar a todos en el cuidado de su salud mental, aquí hay algunas recomendaciones que me han funcionado de forma personal y con mis equipos:
1. Celebrar los logros personales. Es importante tomarse un momento para reconocer y celebrar los propios logros, no importa cuán grandes o pequeños sean.
2. Realizar un chequeo de autocuidado de la salud mental. Es esencial tomarse el tiempo para reflexionar sobre nuestro estado mental y emocional, reconociendo que está bien no estar bien todo el tiempo.
3. Buscar ayuda profesional cuando sea necesario.
4. Consejos para el autocuidado. Tomarse tiempo para uno mismo, ya sea para disfrutar de una actividad favorita o simplemente para descansar. Asegurarse de obtener suficiente descanso, apuntando a 7-9 horas de sueño por noche. Incorporar el ejercicio regular en la rutina semanal. Pasar tiempo al aire libre y disfrutar de la luz natural del sol. Practicar técnicas de relajación como la meditación, el mindfulness o la oración. Compartir preocupaciones de salud mental con un familiar o amigo de confianza.
La normalización de estas conversaciones puede transformar el ambiente laboral en uno de apoyo mutuo, donde las personas no sientan la necesidad de ocultar su lucha interna por miedo a la estigmatización o al juicio. Esta apertura puede fomentar un entorno de trabajo más saludable y productivo, donde el bienestar emocional sea tan prioritario como las metas profesionales.
La salud mental, al igual que la física, requiere atención, cuidado y, a veces, intervención médica. Es esencial que las políticas laborales reflejen esta realidad, ofreciendo recursos, flexibilidad y un entorno seguro para hablar y buscar ayuda. Desde licencias por motivos de salud mental hasta programas de apoyo y asesoramiento, hay muchas maneras en que los empleadores pueden contribuir a un entorno más saludable y empático.
Al final del día, somos humanos antes que empleados. Nuestras experiencias, emociones y desafíos nos acompañan al trabajo cada día, influenciando nuestra creatividad, productividad y relaciones. Al abrazar y apoyar la salud mental en el trabajo no solo estamos cuidando a los individuos, sino también fortaleciendo las bases de nuestras organizaciones y comunidades.
Lorena Salgado
*Miembro de Mujeres en Conexión