Salud
El exceso de ruido y las alarmas constantes en entornos hospitalarios suponen un problema de sobra conocido para el personal sanitario. Estos desagradables sonidos pueden llevar a la fatiga auditiva y, en casos extremos, a la pérdida de vidas. Ahora, una nueva investigación ha sugerido que hay una solución que podría marcar una diferencia notable, al tiempo que reduciría la molestia producida por la maquinaria médica.
Se calcula que los profesionales hospitalarios pueden escuchar hasta 1.000 sonidos de alarma por cada turno. Una sobrecarga sensorial que podría estar afectando a la saludo costando cientos de vidas, según algunos expertos.
Y aunque los sonidos de alarma transmiten información importante sobre la seguridad del paciente, de forma paralela, provocan síntomas de ‘fatiga por alarma’una desensibilización causada por la sobrecarga sensorial que puede provocar que no se preste atención a las alarmas realmente críticas. Según datos de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), entre 2005 y 2010, hubo 566 muertes relacionadas con estos exasperantes sonidos.
Por ello, la importancia de las alarmas clínicas en la atención médica y hospitalaria ha llevado a la introducción de estándares globales para asegurar su consistencia entre los fabricantes. Así, muchas suenan ahora de manera similar en lo que se refiere al timbre, frecuencia y tono.
Recientemente, en un nuevo estudio publicado en la revista Atención perioperatoria y gestión del quirófanoun grupo de investigadores ha experimentado con diferentes sonidos musicales para ver cómo podrían mejorarse las alarmas en hospitales o centros de salud.
“Las alarmas auditivas en entornos médicos son objeto de numerosas críticas debido a inconvenientes en su funcionamiento que acaban afectando a la facilidad de asimilación y reconocimiento y producen molestias”, afirman los autores del estudio.
Por eso, desde 2015, el anestesiólogo Jose Schlesingerdel Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt (EE UU), y Michael Schutzinvestigador de cognición musical en la Universidad McMaster (Canadá) han estado examinando cómo los timbres podrían permitir que sean sonidos más suaves los que capten la atención del personal médico.
“Los nuevos sistemas de alarma varían propiedades como el tono, el tiempo y el timbre, es decir, la ‘calidad’ de un sonido”, aseveran los investigadores. Así pues, reclutaron a cuarenta y cuatro participantes para un experimento de reconocimiento de melodías.
Luego, compararon hasta qué punto se reconocían como urgentes esas llamadas y la molestia que presentaban distintos tipos de melodías de alarma: por un lado, un timbre de alarma estándar y por otro, un timbre de xilófono sintetizado.
Los resultados revelaron que estos últimos sonidos, con un timbre ‘percusivo’ -que contienen ráfagas cortas de energía de alta frecuencia-, destacan incluso a bajo volumen. De hecho, un simple cambio de timbre redujo drásticamente la percepción de molestia de la alarma.
“Las alarmas con sonido musical son comparablemente reconocibles, aunque significativamente menos molestas que las señales de alarma habituales en entornos médicos”, en palabras de los propios investigadores.
Estas conclusiones constituyen, según estos científicos, un “primer paso prometedor” para mejorar la atención al paciente mediante el diseño de alarmas con base musical. Ahora, se espera que futuras investigaciones exploren cómo afectan diferentes timbres a otros problemas perceptuales importantes, como la detectabilidad de la alarma. La innovación en el diseño de alarmas, inspirada en la música, podría llevar a una mejor monitorización, cuidado y seguridad del paciente.
Salud Falsas alarmas
En este contexto, en 2010 se publicó una investigación centrada en la validación de las alarmas cardiovasculares en pacientes críticamente enfermos en un entorno experimental. Su objetivo principal era generar una base de datos fiable de alarmas clínicas para evaluar la tasa actual de alarmas y su validez.
Se llevó a cabo en la unidad de cuidados intensivos médicos de un hospital universitario, utilizando datos recopilados de pacientes entre enero de 2006 y mayo de 2007. Durante este período, se extrajeron datos fisiológicos a intervalos de 1 segundo, se registraron las alarmas del monitor y se analizaron los ajustes de alarma.
El estudio reveló que, durante 982 horas de observación, se generaron 5934 alarmas, lo que equivale a aproximadamente seis alarmas por hora. Se encontró que alrededor del 40 % de todas las alarmas no describían correctamente la condición del paciente y se clasificaban como técnicamente falsas, con el 68 % de ellas causadas por manipulación.
Solo el 15 % de todas las alarmas fueron consideradas clínicamente relevantesy la mayoría de ellas estaban relacionadas con la presión arterial. Además, se sugirió que las falsas alarmas representaban el tipo más común de alarmas generadas.
En este caso, los investigadores demostraron que “incluso con los sistemas de monitorización modernos, la mayoría de las alarmas no son clínicamente relevantes”. Y concluían: “Dado que la mayoría de las alarmas son simples avisos, los métodos estadísticos pueden ser adecuados para ayudar a reducir el número de falsas alarmas positivas”.
Referencias:
- Anderson, CJ; Sreetharan, S. y col. ‘Mejora de las alarmas auditivas: reducción de la molestia percibida con el timbre musical (un ensayo aleatorio)’. Atención perioperatoria y gestión del quirófano (2023)
- Siebig, S. Kuhls, S. ‘Alarmas para unidades de cuidados intensivos: ¿cuántas necesitamos?’. Medicina de cuidados críticos (2010)