Salud Pekín, 31 oct (EFE).- China eliminará desde el 1 de noviembre la declaración de salud que ha sido obligatoria en los últimos años de pandemia para entrar o salir del país, lo que supone la desaparición del último vestigio de la dura política de «cero covid» que rigió en el país hasta inicios de año.
La Administración General de Aduanas anunció hoy en un comunicado que a partir de mañana, miércoles, no será necesario rellenar el formulario digital con el que se generaba un código QR imprescindible para acceder a territorio chino o salir de él.
Esta declaración solicitaba información sobre el estado de salud del viajero, el medio de transporte utilizado y los países visitados en las dos semanas previas a la llegada o salida de China.
La nota oficial precisa que los viajeros con síntomas de enfermedades infecciosas como fiebre, tos, vómitos o diarrea deberán presentar «una declaración voluntaria» ante Aduanas y cooperar con este departamento en el seguimiento de su temperatura, investigación epidemiológica «y otras medidas de salud y cuarentena».
La declaración de salud era prácticamente la única medida aún vigente de la draconiana estrategia de China frente a la pandemia e implica una vuelta casi total a la situación de 2019.
El pasado 30 de agosto el país asiático eliminó la obligatoriedad de realizar una prueba de detección de covid-19 antes de volar a China.
El gigante asiático impuso durante casi tres años una estricta política de «ero covid» que implicaba un cierre casi total de fronteras: se dejaron de expedir varios tipos de visados y solo los ciudadanos chinos y un número reducido de extranjeros podían entrar al país, tras lo cual les esperaba un mínimo de 14 días de cuarentena en un hotel asignado por las autoridades y costeado por el viajero.
Dentro del territorio, la estrategia estuvo caracterizada por el confinamiento de ciudades enteras y cierres de negocios en algunos casos durante varios meses, el aislamiento en hospitales y centros estatales de los enfermos y sus contactos, y la obligatoriedad de presentar pruebas PCR negativas para acceder a la mayoría de los lugares.
A finales de 2022, cuando quedó patente la imposibilidad de controlar la expansión de la contagiosa variante ómicron, comenzó el desmantelamiento de la estrategia, y el 8 de enero llegó la reducción de la categoría A -nivel de máximo peligro- a la B la gestión de la enfermedad, lo que puso fin a las cuarentenas y a la mayor parte de las medidas internas.