Se trata de un casco de realidad virtual, que incluso viene con un software de reconocimiento de emociones, y que permitiría a los médicos tratar enfermedades a pesar de la situación remota del paciente.
A veces habitantes de zonas rurales y alejados de las grandes ciudades, no pueden contar con médicos cercanos que puedan tratarles, pero gracias a este avance, y amparándose en la inteligencia artificial, todo podría cambiar.
Investigadores de la Universidad de Canterbury han creado un casco de realidad virtualque puede ser utilizado por los médicos para realizar evaluaciones médicas, con pacientes que viven en zonas remotas.
“El paciente necesita confiar en su médico, por lo que, para él, el sistema se centra en transmitir el contacto visual y las expresiones faciales que le hagan sentir conectado con el médico a pesar de estar en una ubicación física diferente”, afirma el profesor Rob Lindeman. “Para el médico, puede proporcionar información fisiológica detallada que al paciente le podría resultar difícil transmitir verbalmente durante una evaluación remota”.
Esta nueva tecnología ofrece a los pacientes, una experiencia más involucrada y pueden sentir que están físicamente presentes con el médico, a pesar de estar a distancia.
Estos cascos podrían utilizarse para visualizar datos médicos complejos, facilitando a los médicos detectar y describir las enfermedades y ofrecer adecuadamente los tratamientos.
Además, esta tecnología de realidad virtual puede combinarse con tecnología portátil y sensores para monitorear la salud de los pacientes y recopilar información de diagnósticos.
También podrían tratarse pacientes con problemas de salud mental, incluida la terapia de exposición a fobias y el trastorno de estrés postraumático.
La tecnología está equipada con un software de reconocimiento de emociones para evaluar la salud psicológica del paciente.
“Debido a que los participantes usan auriculares, no pudimos capturar todas sus expresiones faciales con una cámara, por lo que tuvimos que encontrar una alternativa para resolver este problema”, dijo Dilshani Kumarapeli.
“Utilizamos un dispositivo de captura facial y entrenamos una red neuronal para identificar varias emociones clave”, añade.
Sin embargo, el problema es que no todos los pacientes tendrán acceso a esta tecnología dado que no parece barata.
También se deberían cumplir todas las normativas para garantizar que este producto sea seguro para los pacientes.
Descubre más sobre David Hernándezautor/a de este artículo.
Conoce cómo trabajamos en Computerhoy.