Home Nación Vendieron un original de Julio Cortázar a más de 42 mil dólares

Vendieron un original de Julio Cortázar a más de 42 mil dólares

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Un cuadernillo tipeado a máquina por Julio Cortázar cuando intentaba darle forma definitiva al icónico libro «Historias de cronopios y de famas» que se publicaría en 1962, fue subastado en 42.120 dólares; Esa suma superó por mucho la cifra máxima estimada por la subastadora uruguaya Zorrilla, junto al anticuario argentino Hilario quien estuvo a cargo de su catalogación, donde se ofreció el codiciado hallazgo. Los textos mecanografiados y corregidos a mano por Cortázar en 1952 -algunos icónicos y otros inéditos- fueron presentados con un precio base de 15.600 dólares, pero el martillero inició la puja con una oferta de 12 mil dólares, que en breves minutos ascendió a los 36 mil antes de la bajada de martillo. Al costo final a la «bajada de martillo» se le suma el 17% de su valor en dólares, en concepto de comisión más impuestos, que en este caso representó una cifra de 6.120 dólares. Siete relatos inéditos 70 años escondidos en el fondo de una caja El lote cortazariano se encontraba «en muy buen estado», integrado por 35 relatos, cuatro de ellos publicados en revistas literarias mientras Cortázar vivía; y otros siete inéditos hasta ahora», explicó a Télam Roberto Vega, director de la casa argentina de antigüedades Hilario. Los cuentos nunca publicados son «Inventario», «Carta de un fama a otro fama», «Mariposas automáticas», «Los viajes y los sueños», «Diminuto unicornio», «Rabia de espejo» y «Rey del mar». Los mecanoscritos permanecieron 70 años escondidos en el fondo de una caja sin catalogar que había en la biblioteca de un privado en Montevideo, de quien la subastadora no dio a conocer el nombre. Tampoco trascendió el nombre de la compradora o el comprador de esta «pieza temprana» en la obra de Cortázar. Se trata de una carpeta cuya autenticidad llevó casi un año acreditar, resultado del trabajo minucioso del escritor uruguayo Aldo Mazzucchelli y del librero anticuario argentino Lucio Aquilanti, dos expertos en la producción cortazariana. El hallazgo se produjo tras la muerte de aquel privado, identificado por la prensa como «El emperador de los libros del Río de la Plata», cuando un hijo suyo intentaba ordenar su biblioteca.
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