España es el país de Europa donde más se encarece el aceite de oliva. Y es que la sequía amenaza con otra campaña desastrosa en el olivar español y las advertencias de los agricultores de mantenerse este panorama llegan al punto de que este «preciado» producto podría llegar hasta los 15 euros por litro este año. En este contexto, hemos querido conocer las variantes, además, de las climáticas, que hacen que aumente el precio del denominado ‘oro líquido’ y las soluciones para gestionar la volatilidad de su oferta que tiene que venir de la mano de todos los actores involucrados.
Todo tipo de análisis sobre la crisis que está viviendo el aceite de oliva en España llega a cifras récord, por la evidente demanda y su «excesivo uso» en nuestro país. En esta línea, según datos de la oficina estadística europea (Eurostat), el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) del aceite de oliva del mes de julio se situó en nuestro país en el 38% en tasa de variación interanual.
Respecto a su campaña, según los cálculos de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), se cosechará entre un 50% y un 60% menos de aceituna, lo que evidencia que apenas superará las 700.000 toneladas, ligeramente por encima de las 663.000 del ejercicio pasado pero la mitad respecto a la media de los últimos años.
Con estos datos, Fernando Vázquez, portavoz socio Consultor y Co-Area Developer en Expense Reduction Analysts, en conversación con elEconomista ha analizado este fenómeno que involucra, en un intento de solución, a una «cadena de suministro sostenible» basada en una colaboración sólida entre todos los actores: agricultores, procesadores, distribuidores y minoristas. Además, de la importancia de la participación de los gobiernos centrales y locales.
Pregunta: ¿Cómo ha impactado la falta de producción agrícola?
Respuesta: La falta de producción agrícola tiene un impacto significativo en el proceso de la cadena de suministro de alimentos a nivel global. Esta escasez se debe a diversos factores, como condiciones climáticas adversas, resistencia de cultivos a enfermedades y plagas o problemas logísticos. En consecuencia, los precios de los productos agrícolas tienden a aumentar debido a la menor oferta. Esta situación genera desafíos para las empresas del sector, que enfrentan costos de materias primas más altos y posiblemente una disminución de la disponibilidad de productos.
P: ¿Seguirá subiendo el precio del aceite de oliva? ¿Es consecuencia del peso de España en la producción de este producto, como señalan los expertos?
R: La predicción exacta de los precios de los productos agrícolas es compleja y depende de muchos factores. El peso de España en la producción, en este caso, puede influir en cierta medida, pero otros factores como la demanda internacional, la competencia, las políticas gubernamentales y los acuerdos comerciales también son relevantes. Sin embargo, debemos ser conscientes que el peso de España en la producción agrícola global es muy pequeño.
P: Se habla mucho de que en otros países como Francia o el Reino Unido el precio de este producto es menor, ¿a qué se debe este fenómeno? ¿Cómo funcionan los contratos con otros países en lo que refiere a las coberturas de las campañas?
R: Las diferencias de precios entre países se deben a variaciones en costos de producción, subsidios gubernamentales, condiciones climáticas y acuerdos comerciales. Sin embargo, el motivo principal reside en el momento que estos aceites llegan al mercado y es que, han podido comercializarse meses atrás cuando los precios eran inferiores. Al contrario de España, donde la rotación del producto es mucho más elevada.
Los contratos internacionales suelen incluir cláusulas para gestionar los riesgos asociados, como fluctuaciones de precios y problemas de suministro, lo que ayuda a garantizar la estabilidad de las campañas y la disponibilidad de productos.
P: Los agricultores piden ayudas a los Gobiernos centrales y locales, ¿cómo pueden influir estas subvenciones en esta crisis agrícola? ¿Es la solución más oportuna?
R: Las ayudas gubernamentales son esenciales en momentos de crisis agrícola para apoyar a los agricultores y garantizar la estabilidad del suministro de alimentos.
Tal y como recoge el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en su página web, el Gobierno ha establecido los criterios de concesión de 357,7 millones de euros en ayudas directas extraordinarias a los sectores agrícolas más afectados por las consecuencias del segundo año de sequía y por el incremento de los costes de producción por la guerra en Ucrania. Las ayudas, concedidas a partir de 200€, estarán limitadas a 300 hectáreas por beneficiario en el caso de las tierras de cultivo de secano y pueden contribuir a la recuperación económica y social en el sector agroalimentario.
Además, existen medidas que las empresas pueden implementar para hacer frente a este tipo de situaciones como puede ser la diversificación de proveedores, entre otras.
P:¿Cómo afecta la disminución de la cosecha al proceso de producción y a la cadena de suministro?
R: La disminución de la cosecha afecta a la disponibilidad de materias primas y aumentar los costos. Para mitigar riesgos y reducir costes, es imprescindible que las empresas dediquen parte de su tiempo y presupuesto a diversificar sus fuentes de suministro, implementar estrategias de almacenamiento y trabajar en estrecha colaboración con los proveedores para gestionar la volatilidad de la oferta.
P: ¿Cómo se puede mantener una cadena de suministro sostenible en el tiempo?
R: Una cadena de suministro sostenible requiere una colaboración sólida entre todos los actores involucrados: agricultores, procesadores, distribuidores y minoristas. También implica diversificar la producción, es decir, no depender exclusivamente de una sola fuente de alimentos o cultivo. Asimismo, es fundamental invertir en tecnología agrícola avanzada, desarrollar relaciones sólidas con los proveedores y mejorar la eficiencia operativa, así como diferenciarse a través de la innovación y la promoción de prácticas sostenibles.
Este desafío requiere una respuesta coordinada y para abordarlo, en línea con este punto, es necesario implementar estrategias de gestión de agua más eficientes en la agricultura, promover la diversificación de cultivos, la innovación tecnológica y desarrollar prácticas agrícolas resilientes al cambio climático.
P: ¿Qué estrategia puede implementar una empresa para mitigar su impacto y mantener o mejorar su ventaja competitiva?
R: Mantener una cadena de suministro sostenible implica adoptar prácticas agrícolas responsables, minimizar el desperdicio de alimentos y reducir las emisiones de carbono. De no saber cómo implementar estas técnicas, se puede recurrir a un experto que ayude a identificar el problema y las oportunidades para mitigar los riesgos y mejorar su ventaja competitiva.
P: El efecto medioambiental no se puede controlar, pero el impacto en las empresas sí, ¿cómo ayuda ERA en la optimización de presupuestos?
R: Nosotros en Expense Reduction Analysts trabajamos en la optimización de costes a través de la revisión exhaustiva de los gastos y la identificación de áreas de mejora. Esto incluye la gestión de proveedores, la renegociación de contratos y la implementación de soluciones eficientes. Es decir, ERA ayuda a las empresas a identificar oportunidades de ahorro para destinar recursos a otras iniciativas o respaldar a los agricultores locales para que puedan enfrentar mejor los desafíos económicos y ambientales.
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