El primer elemento es la tesis del presidente chino sobre la necesaria reforma a la gobernanza global. El presidente Xi ha dicho desde 2013 que la política internacional del siglo XXI debe adecuarse a tres realidades fundamentales: por una parte, el hecho que todas las naciones se encuentran de manera irreversiblemente conectadas por medio de la interdependencia compleja, de ahí su concepto del 人类共同命运体 (rénlèi mìngyùn gòngtóng tǐ) “el destino compartido de la humanidad”. Segundo, debido a la naturaleza trasnacional de los retos mundiales, la cooperación internacional es indispensable; es ilusorio que un país pueda resolverlos por sí mismo. Por último, su defensa por la indiscutible centralidad de las economías emergentes, poder que, según él, debería estar reflejado en la nueva arquitectura de la gobernanza internacional.
El GSI considera tres tipos de retos a la seguridad internacional: el primero, proviene de la naturaleza, en forma de desastres naturales y, hasta cierto punto, el cambio climático; el segundo tipo se remonta a los actores no estatales, como son las organizaciones delictivas y el terrorismo; el tercer tipo de reto se origina por un inadecuado criterio para dirigir el comportamiento estatal por parte de la política exterior de algunos países. Los dos primeros retos son problemas de seguridad no-tradicionales para los cuales China propone robustecer la cooperación internacional en forma de foros donde se discutan y se lleguen a acuerdos. El tercer tipo de reto es un tipo de problema tradicional, China lo llama “mentalidad de la Guerra Fría” bajo la cual las relaciones entre los grandes países se consideran como de suma cero. Para resolver este último reto, China ha puesto énfasis en salvaguardar la integridad territorial y respetar la soberanía nacional, entendiendo esta como la no intromisión en la política interna de cada país.
Aunque no presenta ideas completamente novedosas ni tampoco es un documento nuevo, la primera versión vio la luz en el foro de Baoan el año pasado. El GSI es sobresaliente porque es el primer documento en el que China se refiere abiertamente a su protagonismo internacional y reconoce su lugar central en la política mundial en un tema tan medular como es el de la seguridad. Ese protagonismo chino, como el mismo documento lo refiere, está cimentado por una amplia red de instituciones, todas patrocinadas por Beijing.
El GSI se presentó en un momento clave como respuesta la china a eventos históricos: por un lado, la reunión anual de seguridad en Múnich (16 de febrero); y por otro lado, la visita de Biden a Kiev, conmemorando el primer aniversario del estallido de la crisis de Ucrania y Rusia. El año 2023 marca un parteaguas histórico en la política mundial y el GSI para China es un documento representativo de este quiebre.
