Saudi Telecom Company (STC) se convertirá, si el Gobierno español no lo impide, en el mayor accionista de Telefónica con el 9,9% de su capital. El desembolso alcanza los 2.100 millones de euros. La operación, según reconoció el martes la propia compañía, constata su confianza «en el equipo directivo de Telefónica, su estrategia y capacidad de crear valor».

La incursión de STC en Telefónica encuentra diversas motivaciones. En primer lugar, la adquisición ha de contextualizarse en la enorme capacidad de inversión con la que cuenta Arabia Saudí a través de sus distintos fondos soberanos. En el caso de STC, su principal accionista, con un 64%, es PIF (Public Investment Fund), que cerró 2022 con activos bajo gestión por más de 550.000 millones de euros, es decir, prácticamente la mitad del Producto Interior Bruto (PIB) de España. Para Arabia, por tanto, la magnitud económica de la transacción es acotada.

Además, STC, la primera teleco saudí con casi 50.000 millones de valor bursátil, entra en el accionariado de Telefónica en un momento en el que sus títulos se hallan en niveles muy inferiores a los de antes de la pandemia -en el otoño de 2019 cotizaba por encima de los 7 euros y ayer cerró a 3,75 euros, arrojando una capitalización de poco más de 21.000 millones- y aún con recorrido para los analistas, aunque limitado -el precio objetivo es de 4,25 euros-. STC, asimismo, ha desembarcado comprando acciones en el mercado, sin prima, por tanto, y a un precio medio que se estima en los 3,68 euros, ya por debajo de su cotización actual.

Internacionalización

Arabia Saudí tiene en el sector de las telecomunicaciones global un foco de interés, como muestran sus acercamientos en los procesos de compraventa de la fibra de CityFibre o de Telecom Italia, o su entrada, con STC, en una torrera búlgara. La compañía saudí ha expresado su intención de no tomar el control ni subir del 9,9% del capital de Telefónica y valorará en el futuro si solicita entrar en el consejo de administración. Su influencia será, en todo caso, un hecho, aunque habrá que esperar hasta dónde llega. Su irrupción en el operador que preside José María Álvarez-Pallete se produce meses después de sellar un acuerdo estratégico con Telefónica Tech en asuntos de ciberseguridad, cloud y Big Data.

Es precisamente esta apuesta de Telefónica, verbalizada en innumerables ocasiones por su presidente en el marco del GSMA -de la que STC forma parte-, la que genera el mayor interés para STC. Como también lo es el dividendo atractivo que ofrece Telefónica y su posición relevante en Latinoamérica y mercados europeos de primera línea como Alemania, Reino Unido y España, dando así respuesta a la pretensión saudí de internacionalizar sus empresas. Contrapone con ello la posición de su rival local, Etisalat, que es el primer accionista de la británica Vodafone, con una mayor vocación hacia Asia.