El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Foto: Getty Images.
La ciudad mexicana de Palenque, en el sureño estado de Chiapas, acoge este domingo el encuentro ‘Por una vecindad fraterna y con bienestar’, una cumbre convocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para acordar políticas comunes con otros dignatarios latinoamericanos y caribeños en relación con la crisis migratoria.
El pasado 9 de octubre, el mandatario adelantó en su conferencia de prensa matutina que cursaría invitaciones a los jefes de Estado y Gobierno de Belice, Cuba, Costa Rica, Colombia, El Salvador, Haití, Honduras, Guatemala, Panamá y Venezuela, en interés de debatir una propuesta trabajada por su Administración, que idealmente debería conducir a la firma de acuerdos concretos.
«Vamos a tratar, entre nosotros, de[establecer] un acuerdo de buena vecindad contra la pobreza, por el bienestar de nuestros pueblos para que podamos atender el problema de la migración. Nos duele mucho lo que está sucediendo con los migrantes», sostuvo entonces.
Con respecto a los asistentes, detalló que hasta el 18 de octubre habían confirmado su asistencia los presidentes Miguel Díaz-Canel (Cuba), Gustavo Petro (Colombia), Xiomara Castro (Honduras), Nicolás Maduro (Venezuela), Guillermo Lasso (Ecuador) y Alejandro Giammattei (Guatemala), así como el premier haitiano, Ariel Henry.
Indicó asimismo que si bien aún no confirman los líderes de Belice, Costa Rica, El Salvador y Panamá, todos los países enviarán a representantes de alto nivel, por lo que la ausencia de un mandatario o primer ministro será compensada con la concurrencia de un vicepresidente o canciller, según lo estipule cada nación.
Los temas
Aunque López Obrador no ha precisado los temas específicos que serán puestos en debate, sí aseguró que la iniciativa mexicana para frenar el flujo migratorio hacia los EE.UU. no contendría exclusivamente «medidas coercitivas» como retenes, muros y militarización de las fronteras, sino que pretendía atender las causas del fenómeno, que en su criterio «puede agravarse».
Preguntado sobre la cumbre en su rueda de prensa matutina, reiteró el miércoles que la reunión estará ajustada «al tema migratorio, básicamente», sin que ello signifique que los asistentes estuvieran impedidos de poner sobre la mesa otros asuntos de interés compartido, como seguridad, los conflictos armados en el mundo y las causas primarias de las migraciones continentales, con particular énfasis en las sanciones y bloqueos que pesan sobre algunos países de la región.
«Básicamente es lo migratorio, que sí tiene que ver con algunas sanciones impuestas, porque la migración está relacionada, ya lo hablábamos, también con las dificultades por las que atraviesan los pueblos ante bloqueos, sanciones externas. Son temas que sí se deben de tratar, pero que tienen que ver con el bienestar de la gente, con el bienestar del pueblo», abundó.
Sin ambages, aludió directamente al bloqueo contra Cuba, en el que media una estrategia de cambio de régimen. «¿Y los derechos humanos? ¿Y la gente? ¿Saben por qué lo hacen? Por cuestiones políticas, para que ante la necesidad, en este caso, el pueblo de Cuba, se rebele en contra de sus autoridades (…). Es una violación flagrante a la soberanía de los pueblos», cuestionó.
También reconoció que México es «un paso obligado» para los que tienen como destino final el suelo estadounidense, donde habitualmente el tránsito se realiza en condiciones de grave riesgo para la integridad y seguridad personal, como puede constatarse a partir de los accidentes reseñados en los medios.
Del mismo modo recalcó que la cita en Palenque pretende exhortar a las naciones de altos ingresos a destinar recursos para la crisis migratoria, en lugar de emplear esos fondos en la compra de armas y el financiamiento de guerras.
Flujo indetenible
Entre los argumentos que ofreció a inicios de octubre para justificar la necesidad de la conferencia regional, refirió que entre agosto y septiembre del año en curso, la migración irregular entre México y los EE.UU. se incrementó 20 %, con nacionales de Venezuela, Colombia y Ecuador a la cabeza; al tiempo que en ese mismo período, la entrada a suelo estadounidense de ciudadanos de El Salvador, Guatemala y Honduras disminuyó 10 %.
La crisis migratoria también se abordó en el marco del Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad entre EE.UU. y México a inicios de octubre, en medio de presiones desde Washington para frenar el tránsito de personas en la frontera común y con foco especial en afrontar la trata de personas.
Además, autoridades panameñas contabilizaron en los primeros nueve meses de 2023, unos 400.000 desplazamientos a través del Tapón del Darién, una extensión de selva tropical que separa a Colombia de Panamá, devenida en ruta migratoria hacia EE.UU. de alta peligrosidad, tanto por las condiciones naturales como por la presencia de grupos armados, en torno a la cual ha prosperado un negocio lucrativo migratorio que mueve millones de dólares al año, según datos recabados por The New York Times.
En paralelo, las Naciones Unidas calificaron a la frontera entre EE.UU. y México como la ruta migratoria terrestre «más mortífera del mundo», al contabilizarse «casi la mitad» de todas las muertes y desapariciones confirmadas por el organismo durante 2022, aunque se estima que la cifra podría ser significativamente mayor.
Los especialistas convienen en señalar que el enfoque militarizado, las políticas migratorias restrictivas hacia personas en situación de pobreza y el control de pasos irregulares por parte del crimen organizado, no hace que los migrantes desistan en su empeño sino que dirige hacia rutas más peligrosas, donde pueden ser víctimas, entre otros delitos, de trata de personas, explotación sexual, trabajos forzados o secuestros.
(Tomado de RT en Español)