Tras la devaluación de las PASO, el Gobierno redobla esfuerzos para arribar al 22 de octubre en paz, pero el mercado del dólar se recalienta día a día Por Gustavo Marangoni 04/10/2023 – 19,56hs El primer debate de los candidatos no dejó más que algunas anécdotas y sabor a poco. La enorme audiencia que tuvo la emisión desde Santiago del Estero prueba que la sociedad ya vive el clima electoral y busca en las palabras de los postulantes algunas pistas acerca de lo que puede venir.De todas maneras, la incertidumbre por el escenario abierto que arrojaron las PASO del 13 de agosto motivan a que los tenedores de pesos actúen de la manera más conservadora: dolarizando gradualmente sus carteras. Si hay que esperar las respuestas, la tradición de épocas electorales impone mitigar la ansiedad comprando dólares.Massa, «a Dios rogando, y con el mazo dando»Después de la devaluación de las PASO y de una catarata de anuncios con tono electoral, la principal apuesta de Sergio Massa radica en poder llegar a las elecciones del 22 de octubre con el frente cambiario sin colapso y, obviamente, sin nuevas devaluaciones en el oficial, tratando de mantener la regla 350 / 700. Es decir, tener clavado el dólar comercial y tener el financiero (MEP) rondando los $700 de manera que la brecha no exceda 100%.La pax cambiaria pretendida parece haberse puesto en jaque justo durante las últimas jornadas y cuando se inicia la recta final de las elecciones. Los tipos de cambio financieros comenzaron a recalentarse y mostraron una fuerte trepada. El blue pasó de $720 a mediados de agosto hasta superar los $840 en los primeros días de octubre, mientras que el CCL ronda los $900 desde $740 que promediaba solo cuarenta días atrás.Para contener la brecha cambiaria (y llegar con la regla 350/700), Economía decidió implementar el dólar soja 4. En la segunda quincena de agosto compró divisas a un ritmo de u$s90 millones diarios, mientras que en septiembre dicho ritmo cayó abruptamente a u$s26 millones diarios, menos de un tercio de volumen.Si bien de las intervenciones en los tipos de cambio financieros no existe información precisa, podemos decir que desde las PASO del 14 de agosto, el BCRA habría gastado cerca de u$s1.000 millones para mantener la brecha en niveles cercanos al 100%. A diferencia con el volumen de compras en el mercado de cambios, la intervención se acentuó durante el mes de septiembre respecto a la segunda quincena de agosto, ya que pasó de un promedio de u$s40 millones diarios luego de las PASO a u$s45 millones por día en septiembre.Evitar un colapso cambiario antes de las elecciones, el objetivo primordial de Massa.Es decir, el BCRA está decidido a seguir perdiendo reservas netas (porque no alcanza lo que compra en el MULC) para llegar a octubre. Nuestras últimas estimaciones nos indican que las mismas se encuentran en torno a -u$s4.500 millones y cayendo.Un tránsito despejado para el candidato oficialista no está aún asegurado a pesar de los pocos días que faltan. Las tensiones y nerviosismo del mercado por lo que pueda suceder post 22-O están a lo orden del día y sus efectos se anticipan en dos formas: búsqueda de más cobertura y desarme de posiciones de instrumentos en pesos del Tesoro.¿Alcanzará el instinto de supervivencia de Massa?El probado instinto de supervivencia de Massa y su habilidad para transitar situaciones de extrema tensión son factores que juegan a favor. Al generoso plan de ingresos lanzado en las últimas semanas le deberá sumar medidas adicionales para conseguir divisas y poder llegar competitivo a las elecciones sin que el salto del dólar domine toda la agenda.Algo de esto se aprecia en el dólar especial para el sector petrolero y el anuncio del BCRA para incentivar algún «flujito» adicional de dólares financieros por parte de las empresas (se permiten que ingresen al CCL), para agregar algo de oferta al MEP y CCL y contener la brecha.Entonces, si se llega a las elecciones, la pregunta es qué puede pasar después. Ahí ingresamos en un mar de incertidumbre muy dependiente de los resultados electorales y de las reacciones/anuncios que realicen los contendientes favorecidos. Lo que sí queda claro es que varias de las medidas adoptadas para «poner plata en los bolsillos», en principio sin financiamiento disponible (lo que empeora las expectativas inflacionarias y devaluatorias), y que supera un punto del PBI, tendrá efectos plenos para que se sentirán en la calle recién a partir de noviembre.Muchos de esos pesos buscarán bienes, servicios o cualquier instrumento que represente cobertura y «estar dolarizados» entre las generales y un eventual balotaje.El segundo debate se acerca y resulta algo voluntarista asignarle la capacidad para despejar dudas y traer tranquilidad. Los distintos sondeos de opinión no son concluyentes y desde los búnkeres de campaña se trata de auscultar si los últimos escándalos y denuncias han impactado en el electorado. A la espera de votar en las urnas, los que pueden votar con sus ahorros parecen hacerlo por el dólar.
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Mientras la política debate, la economía se dolariza: ¿podrá Massa llegar a las elecciones sin un colapso cambiario?
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