Uno a uno, todos los gestos de complicidad de Letizia y Felipe que evidencian el fabuloso estado de salud que goza su matrimonio

Cuando Felipe VI fue nombrado Doctor Honoris Causa, a Letizia le centelleaban los ojos al mirarle. La mujer que un día fue la periodista más prometedora de su generación y acabó convertida en reina de España miraba con absoluta admiración a su marido. Desde hace más de 20 años llevan regalándose las mismas miradas que, en lugar de ir a menos con los años, han ido a más.

El matrimonio de los Reyes goza de una salud envidiable. No hay problema que no puedan solventar juntos, ni crisis que les mantenga apartados. Al final, los padres de Leonor y Sofía siempre saben encontrar la manera de volver a ser uno, pues, por encima de todo, forman un equipo de lo más sólido.

La psicóloga experta en parejas, Lara Ferreiro lo corrobora. “Actualmente, los Reyes se encuentran en una fase de amor profundo”, contó a Lecturas con motivo de las bodas de porcelana de los monarcas. En los últimos actos conjuntos que han realizado, Felipe se ha mostrado especialmente cariñoso en público con Letizia, que, algo más vergonzosa, se muestra más retraída. Pero a él, mostrar su afectividad en público no le provoca ningún sonrojo. Más bien, todo lo contrario. Él lo busca.

Salud Espontaneidad a través de sus gestos

A través de estos gestos, en los que él la vemos que la coge por la cinturale presta gentilmente su brazo para que se apoye o le sonríe con los ojos y con los labios, todos podemos descubrir a un Rey cercano, amable y espontáneo. Tan fascinado que cualquiera puede sentirse reflejado en el sentimiento más transversal de todos: el amor.

Letizia tampoco se queda atrás a la hora de deshacerse en gestos tiernos con Felipe. Lo hemos visto recientemente en la última visita de los Reyes a Valencia. En las imágenes captadas por los fotógrafos, la Reina es quien, en esta ocasión, dedica las sutiles carantoñas que se perciben como fugaces toques de cintura, que demuestran el amor que hay entre ellos y una naturalidad no siempre compartida por el resto de monarquías europeas.

Es probable que tener a sus hijas lejos de casa, en lugar de hacerles sentir aislados, esto haya servido como pegamento para su matrimonio. Con la formación militar de Leonor y los estudios en Gales de Sofía, Letizia y Felipe se han quedado solos en casa. Y ellos, lejos de sentir el tan temido ‘síndrome del nido vacío’, han experimentado todo lo contrario. Puesto que se han centrado en alimentar y cuidar su romance. Una segunda oportunidad al romanticismo que, durante los años escolares y de crianza de los menores a cargo, suele verse empobrecido; ya que las criaturas y sus necesidades lo ocupan todo.

Salud Letizia y Felipe han esquivado el síndrome del nido vacío

“El Instituto Nacional de Estadística afirma que siete de cada diez matrimonios se separan en esta etapa”, asegura Lara, autora de ‘¡Ni un capullo más! El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta’. “No obstante, en la comunicación no verbal que les veo a ellos [Felipe y Letizia] hay mucho cariño. Se miran, se tocan… Creo que lo han pasado muy mal, pero estarían en una base de mucha más profundidad”.

Como dice Lara, llegar hasta aquí no ha sido un camino de rosas. Como en todas las relaciones, hay valles y colinas; y ellos también las han recorrido. Esta clase de historias tienen varios estadios, que a la psicóloga especializada en parejas le gusta llamar “pantallas”. Para Ferreiro, Letizia y Felipe, sin lugar a dudas, están en “la fase de amor profundo”.

Salud Letizia y Felipe, en la fase del amor profundo

“La primera pantalla es la fase de la efervescencia, que dura de uno a dos años, donde la hormona de fidelidad está súper alta”; desgrana la especialista en emociones; “por eso, cuando alguien está enamorado, de verdad, es imposible ser infiel. La testosterona y la hormona del deseo sexual están altísimas. Dos primeros años en los que todo es maravillosoy nosotras generamos mucha oxitocina”.

A continuación viene la pantalla de la “tranquilidad”, en la que nos sentimos felices, pero se carece la explosión de deseo. Después pasamos a la tres y aquí es cuando muchas parejas empiezan a tener problemas. “Se suelen producir la crisis de los cinco años y/o diez añosque muchas veces coinciden cuando nacen los hijos. Aquí es complicado, muchas parejas se divorcian o pasan a relación abierta”.

Si la pareja logra salir indemnes de estas crisis, se topará con la pantalla cuatro, la referente al amor profundo, que, como bien señalábamos, sería en la que estarían los Reyes. “Sabes lo que hay y están tranquilos. Se han perdonado todo lo que haya habido, aunque salgan otras informaciones, se les ve bien cariñosos y habrían pasado por todo, porque llevan 20 años. ¡Es mucho tiempo!”. Por último, les espera la quinta y última pantalla, en la que envejecen juntos y se produce “la despedida final”.

Cada mirada que se dedican y cada susurro cómplice que comparten es una evidencia más de lo seguros que están de su historia de amor. La de Felipe y Letizia es una historia de amor apuntalada y de lo más sólida. Veinte años de matrimonio y diez de reinado así lo atestiguan. Y, aunque seguro que ha habido momentos difíciles, en todas las relaciones los hay, ellos han sabido cómo salir reforzados. Y para muestra, el brillo en sus ojos. Que, como decía Lola Flores, ni se opera, ni se finge.