La senadora Esmeralda Hernández habla con LA NACIÓN sobre la histórica ley que firmará el presidente Gustavo Petro para prohibir las corridas de toros en todo el país. El dirigente político rechaza cualquier práctica de maltrato animal, pero advierte qué quedó prohibido y qué no. Anuncia que por ahora no impulsará una nueva ley para eliminar las corralejas, el coleo y las peleas de gallos.
Jesús Antonio Rojas Serrano
El presidente Gustavo Petro está próximo a firmar la ley histórica que prohibirá las corridas de toros en todo el país. La autora de esta iniciativa, la senadora por el Pacto Histórico, Esmeralda Hernández, habla en esta entrevista con LA NACIÓN sobre los alcances del nuevo conjunto de normas.
¿Qué significa que la prohibición de las corridas en toros en el país se convertirá en ley de la República?
Jesús Antonio, ha sido una lucha que durante casi tres décadas se ha librado en el país en cabeza de las organizaciones, de los colectivos, de las plataformas defensoras de los derechos de los animales. La tauromaquia es el símbolo de la tortura de los animales para el placer de unas pocas personas que se regocijan con el dolor. Es una práctica que estaba legalmente avalada y que estaba protegida por el Estado. Es decir, una práctica de tortura protegida y legal en pleno siglo XXI. Eliminar las corridas de toros es un logro histórico porque representa, primero, la ratificación del reconocimiento de los toros como seres sintientes, y el rechazo de una práctica que, simplemente, se reduce a un espectáculo de tortura, dolor y muerte. Esto lo que hace es un aporte cultural en la transformación de la manera en la que nos relacionamos con los animales y en la que concebimos esa relación; ya no es una relación de explotación o de dominio, sino que avanzamos en una relación en la que se rechaza todas las formas de maltrato animal. Tengo que recalcar que antes de este proyecto, se habían tramitado 14 proyectos de ley en el Congreso; todos habían sido archivados por el lobby taurino que no permitía que se avanzara en una prohibición que era un clamor popular.
Senadora Esmeralda, textualmente, ¿qué quedó prohibido en materia de espectáculos taurinos en el territorio colombiano?
Quedan prohibidas las prácticas de rejoneo, novilladas, becerradas, tientas y corridas de toros. Estas son las prácticas que están incluidas en la prohibición. No se incluyen corralejas, cabalgatas, coleos ni peleas de gallos.
¿A partir de qué momento se hacen efectivas estas prohibiciones?
La ley, que surtió las etapas de aprobación de cuatro debates y de conciliación, está ad portas de la firma del Presidente. Una vez la sanciona el Presidente de la República, empiezan a correr los tres años de la transición. La ley establece ese período para identificar las ganaderías, el sector taurino, las familias que reciben ingresos de la tauromaquia, y elaborar de manera conjunta un proceso de reconversión laboral para que estos hogares puedan transitar hacia otro tipo de actividades económicas. Y en el cuarto año, el Estado en coordinación con los gobiernos territoriales debe implementar una reconfiguración y adecuación de las plazas de toros, que hoy en su mayoría están abandonadas o son subutilizadas; la idea es que se puedan adecuar estos escenarios y que se utilicen para eventos deportivos, artísticos y lúdicos que dinamicen el sector cultural de las regiones.
¿Qué le responde usted a quienes, por un lado, dicen que el toreo es una expresión cultural, y por el otro, critica que unos pocos quieran imponer sus ideas?
En su momento, generaciones atrás, era una tradición arraigada en el territorio nacional con la que se identificaba la ciudadanía. Pero, la cultura no es estática se va revalorizando en la medida en que también evoluciona y avanza la sociedad. Jesús Antonio, hoy, la sociedad actual avanza hacia un rechazo a todas las formas de crueldad y de maltrato animal. Más del 86% de la población colombiana rechaza la tauromaquia por reconocerla como una práctica de tortura. Y yo creo que en un país marcado por la violencia, lo último que debemos hacer es proteger prácticas crueles que incentivan la violencia contra cualquier ser vivo para avanzar en una paz duradera. Hoy, la sociedad no se identifica con la tauromaquia que representa a los colombianos. De hecho, solamente en muy pocos municipios del país se ejerce la tauromaquia como una tradición y de manera legal. En otros municipios hay irregularidades alrededor de las corridas de toros porque no cumplen los requisitos establecidos por la Corte Constitucional. Entonces, uno no puede decir que una práctica en la que participa menos del 1% de los municipios del país, es una práctica que nos identifique como colombianos.
Senadora Esmeralda, ¿cómo vio que a pesar de la aprobación de la ley, Cali haya salido a anunciar que a finales de este año habrá corridas de toros?
La ley establece un período de transición de tres años mientras se garantiza la reconversión al sector taurino. Eso significa que durante los próximos tres años se podrá continuar con la actividad taurina y que a partir de ese momento será totalmente ilegal y prohibida. Cali está en el derecho legal de desarrollar las corridas de toros, así como lo podrá hacer Manizales y los municipios que hacen corridas de toros. Sin embargo, lo que se ha visto es que Cali, en su mayoría, no se identifica con la actividad taurina y le están pidiendo al Alcalde que sea consecuente con esa decisión que se ha tomado. Pero, como congresista y autora de la ley, reconoce y respeta la transición que otorga la ley.
¿Está pensando en promover un nuevo proyecto de ley para prohibir lo que se le quedó por fuera como, por ejemplo, las corralejas, tan populares en regiones del Tolima Grande y que a propósito celebran por estos días sus fiestas de San Juan y San Pedro? ?
Jesús Antonio, yo rechazo toda la práctica de tortura contra animales, incluyendo las corralejas, el coleo, las peleas de gallos y demás. Pero, considera que cada práctica requiere un proceso. La tauromaquia española, es decir las corridas de toros que fueron las que se prohibieron, tiene todo un antecedente en términos de pedagogía y de trabajo en las regiones para que la ciudadanía entienda que la práctica es nociva. Lo propio hay que hacer con las corralejas y las peleas de gallos que tienen orígenes históricos y territoriales distintos. Cuando nos sintamos preparados, cuando la ciudadanía rechace de manera masiva las corralejas, las peleas de gallos y demás, es bueno darse cuenta la pelea en el Congreso. Hoy no lo encuentro viable porque la práctica está arraigada en varias regiones. Nosotros hemos ya tenido reuniones con congresistas y bancadas para entender cuál es su postura frente a las corralejas y demás. Hoy, si radicáramos el proyecto de ley para la prohibición de corralejas, estoy seguro de que no tendría éxito ni tendría curso en el Congreso de la República porque hay un grupo mayoritario de congresistas que las respaldan.
Senadora Esmeralda, ¿ha tenido alguna vez la oportunidad de ir a alguna corraleja?
No, ni en el Huila, Tolima u otra región del país. No avalo, no apoyo, no participo de ninguna actividad que involucre la tortura de animales.
Algo claro: ¿no habrá por ahora proyecto de ley para prohibir corralejas y peleas de gallos?
Yo, en este momento, no lo considero acertado porque es necesario avanzar, primero, con un proceso social, cultural, pedagógico y de concertación con los sectores políticos que nos permita llegar con un proyecto viable al Congreso. Uno no puede llegar al Congreso presentando iniciativas cuando no hay una viabilidad política de por medio; Eso no es responsable como congresista. Creo, sin embargo, que la puerta que se abre en una discusión nacional con la prohibición de las corridas de toros, es enorme. Creo que hay la posibilidad de un diálogo para entender que no solamente son las corridas de toros las prácticas crueles con animales sino que hay muchas más y que detrás de estas prácticas se esconden muchas irregularidades. En ese diálogo se buscará cuál es el mejor camino para que tales prácticas se vayan desincentivando hasta llegar a su prohibición.
Senadora Esmeralda, aprovecho para preguntarle un par de cosas más: ¿qué balance tiene del período legislativo que acaba de terminar?
Jesús Antonio, es un equilibrio positivo, con sinsabores. Se logró la Jurisdicción Agraria; este es un logro muy importante para los sectores rurales del país. Se avanzó con la reforma pensional, que introduce un aspecto muy profundo de justicia social con los adultos mayores. Hemos tenido una cantidad de logros importantes: la economía, con altibajos, se ha mantenido; ha habido reducción del desempleo. El país va por buen camino, no vamos tan rápido como se quisiera, pero creo que estamos dando los pasos acertados. Con sinsabores: lo que sucedió con la reforma a la salud es un despropósito porque tenemos un sistema fallido y que nos está llevando una crisis de salud, no por responsabilidad de este Gobierno, sino porque viene con un acumulado de un déficit histórico. La prohibición de la tauromaquia también es un logro democrático porque las élites taurinas eran las que habían logrado ganarle al poder popular. Vamos por buen camino.
El presidente Gustavo Petro se acerca al meridiano de su mandato, ¿cómo cree que la ha ido?
La ciudadanía tiene que entender varias cosas: en un período de cuatro años no se puede transformar el país, ni recuperar ni reivindicar todo lo que históricamente ha estado arraigado como las desigualdades sociales, la pobreza, el hambre, la violencia. Esto no se subsana en un período de cuatro años. Realmente, este era un período de transición. El presidente Petro ha demostrado su capacidad de diálogo, de concertación, de llegar a consensos con los sectores políticos. Ha habido logros importantes, pero otras cosas no se han logrado, no porque el Gobierno no quiera, sino porque hay intereses políticos y económicos que no han permitido que avancemos.
¿En qué se ha equivocado este Gobierno?
No todo es bueno. Creo que hemos cometido errores en varias líneas. Es necesario, por ejemplo, pensar cómo se va a replantear la negociación con los grupos insurgentes, cómo se va a fortalecer la seguridad en los territorios. Creo que es necesario pensar ya en una estrategia distinta. El país se merecía la oportunidad de buscar la paz por medio del diálogo, pero también para esto se necesita la voluntad de ambas partes. Hay que replantear y mirar un nuevo rumbo. Pero, por lo menos, en la disminución de lo que profundiza las desigualdades, hemos avanzado en muy buen camino.
¿Cree, sinceramente, que el Gobierno lo ha hecho bien en materia económica?
Eso que auguraban muchos sectores de la oposición de que íbamos a tener una crisis económica enorme, quedaron completamente desvirtuados. En términos generales, la economía se ha mantenido. Esa tal crisis anunciada nunca llegó. Se puede hacer muchísimo más, pero no vamos mal.