Salud
A pesar de que la atención primaria sigue siendo la bandera del Gobierno en este ‘nuevo’ proyecto, lo cierto es que el mayor punto de preocupación es el financiamiento y la sostenibilidad del sistema de salud colombiano.
Según el texto, las proyecciones hechas por el Minsalud y el Minhacienda prevén que los recursos del sistema se obtengan de cuatro fuentes: cotizaciones, aportes del Presupuesto General de la Nación (PGN), Sistema General de Participaciones (SGP) y otras fuentes. Dentro de esos cálculos, solo para el 2025 el sistema necesitaría de $99,6 billones, de los cuales los mayores montos corresponden a cotizaciones con $34,4 billones y aportes del PGN con $38 billones.
Vale la pena destacar que los recursos necesarios para la sostenibilidad del sistema irán creciendo progresivamente y la última estimación que se tiene es la del 2034, en donde el sector necesitará financiarse con $156,6 billones.
El director de Así Vamos en Salud y exministro de la cartera, Augusto Galán, aseguró que en la revisión del nuevo proyecto se estimó un déficit de al menos $3,9 billones para el 2025 en el presupuesto del sistema.
(Vea: Exministros y exviceministros de salud reafirman preocupaciones por la reforma).
“Con lo que ha presentado el Gobierno habría que revisar esa financiación para el año entrante, sin contar las deudas que se vienen acumulando en estos años. ¿Cómo se va a financiar el año entrante en medio de la crisis que hoy estamos teniendo?”, dijo.
Ahora bien, el mismo Ministerio de Salud reconoció en el documento los efectos de la estrechez fiscal, ya que la diferencia entre la senda de ingresos presentada al Congreso en marzo, es decir, en la reforma anterior, “este año es muy notoria”, dadas las nuevas restricciones fiscales originadas con la disminución de los ingresos de la Nación.
Como resultado de eso asegura que hay una “leve” reducción de los recursos del SGP, sumado a una disminución del PGN, especialmente en el cálculo de 2026, con un crecimiento del 3,7%, frente al 12% estimado para el 2025.
“Esto trae como consecuencia la disminución de la base para el cálculo de los siguientes cuatro años, por lo que, en conjunto, se reducen los ingresos totales en $31,7 billones, en relación con el ejercicio de proyección de ingresos de marzo de 2024”, afirman.
Cabe destacar que en una carta dirigida al Ministro Guillermo Alfonso Jaramillo, varios exfuncionarios de la cartera reiteraron que el desfinanciamiento para el reglón necesita una solución inmediata.
Ilustraron que dentro de la crisis actual, la demanda insatisfecha se ha incrementado de tal manera que las tutelas han aumentado un 42% al comparar con el primer cuatrimestre del 2024 con el mismo período del año pasado.
Además, advirtieron que con el comportamiento del gasto en el mes de junio se requerirá de una incorporación adicional mínima de $2,5 billones para garantizar el giro de la Unidad de Pago por Capitación (UPC).
(Vea: Sigue intensificándose la crisis en el sector salud: ¿qué está sucediendo?).
“Además, no se han saldado la totalidad de las deudas atrasadas del año 2022 sobre Presupuestos Máximos que la Corte Constitucional ordenó pagar, las del 2023 no se han cancelado en su totalidad y los desembolsos por ese concepto para lo que resta del año corriente se encuentran dudosos”, manifestaron.
¿Aceptan recortes?
Si bien en días pasados y con la coyuntura fiscal del país se había dicho que a los sectores de Salud, Educación y Defensa no se les iba a tocar el presupuesto, dentro del articulado la misma cartera aceptó que se tuvieron que hacer ajustes en los gastos presentados, en comparación con los del texto anterior.
En detalle, la cartera señaló que la única estrategia posible para encajar las proyecciones de la reforma en el nuevo marco de ingresos, más restrictivo, fue la implementación más gradual de los elementos centrales de la reforma, especialmente para ajustar la reducción de ingresos entre 2026 y 2029.
Por esto, redujeron “moderadamente” la tasa de crecimiento de los recursos de atención primaria entre esos años, pero sin disminuir la meta final. “El gasto en Atención primaria como porcentaje del gasto en atención en salud, asciende en los diez años proyectados en la senda, de 21% a 28%, acercándose a la meta del 30% recomendada por la OMS”, indican.
También, se hace más gradual el traslado de las rentas departamentales para el fortalecimiento de las Instituciones de Salud del Estado u hospitales públicos, los cuatro primeros años a partir de la expedición de la ley, lo que implica priorizar los primeros años a las instituciones hospitalarias en regiones del país con mayor población dispersa y barreras geográficas.
(Vea: Esta es la propuesta de los profesionales de la salud para la reforma del sector).
“Se proyecta un crecimiento más lento de los incentivos por calidad, ajustados al escenario de transición de las EPS y se estima que a partir de 2028 el estímulo quede pleno, para que toda gestora o IPS de mediana y alta complejidad puedan alcanzar los tres incentivos establecidos en la Ley”, dice el texto.
Al analizar las sendas de ingresos y de gastos, al menos de 2025 al 2029 el sistema gastará casi al 100% el total de los ingresos al sistema. Por ejemplo, para el próximo año se calcula que el total de ingresos sea por $99,6 billones y por ende el gasto sea por exactamente el mismo valor.
“La salud no está debidamente presupuestada y es ahí es donde está la discusión de fondo, que no se ha querido dar porque políticamente es compleja. Como sociedad tenemos que abocarla, porque no podemos seguirnos diciendo mentiras. O presupuestamos mejor y buscamos recursos financieros adecuados o tenemos que tomar decisiones”, concluyó Galán.
DIANA K. RODRÍGUEZ T.
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