Salud
Salud Siempre has sido un firme defensor de integrar la naturaleza en los edificios, pero después de la pandemia expresaste que querías hacer una arquitectura aún más amable con ella. ¿Qué soluciones has desarrollado desde entonces?
K. K.: Los espacios cerrados no son saludables y producen estrés mental y físico. Tras la pandemia comencé a pensar que debíamos escapar de esas cajas. A partir del siglo XX la gente empezó a vivir en lugares cerrados, pero antes disfrutaba de sitios abiertos, con luz, que es mucho más saludable para el ser humano, y el COVID-19 nos recordó su importancia. Desde entonces, una de las cosas que hemos empezado a hacer cada vez más es diseñar espacios semicubiertos, que pueden protegernos, por ejemplo, de la luz fuerte en países como España o Portugal y de tifones en Japón.
Salud En este sentido, ¿hacia dónde crees que deben evolucionar los materiales cuando hablamos de arquitectura y nuevos horizontes?
K. K.: Durante años, hemos priorizado el uso del hormigón, pero ahora investigamos e implementamos materiales más suaves y naturales, como algunos papeles o textiles.
Salud Hablando de materiales naturales, hace un tiempo te pregunté qué es lo que más te gustaría inventar, y me contestaste que «un árbol que nunca se incendiara». ¿Por qué?
K. K.: Antes, todo en las ciudades se construía con madera. Durante la Segunda Guerra Mundial, la gente empezó a pensar que no se podía proteger del fuego y por eso desapareció de la arquitectura urbana. Es una lástima. Es la base de la cultura japonesa. Pero ahora la tecnología puede hacer posible que no arda, así que ya no me preocupo.
Salud También me dijiste que coleccionabas aromas de árboles. ¿Cuál es tu favorito?
K. K.: El hinoki el cedro blancoque es el más popular en los templos. Suave, cítrico y herbal, es sorprendente y muy diferente. Cuando necesito reflexionar me gusta olerlo.
Salud De todos esos pensamientos y conclusiones, ¿cuáles compartirías, a modo de consejo, con las generaciones más jóvenes?
K. K.: Que vuelvan atrás. La historia de la humanidad está escalando a ritmos acelerados, pero deberíamos volver a considerar la naturaleza en su esencia. El sistema, sin duda, no lo pone nada fácil, pero pausar esa vertiginosa escalada será muy importante para ellos.