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domingo, marzo 30, 2025

Una amenaza a la democracia: la búsqueda de Petro por una nueva Constitución

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Aquí está lo último, ya que Estados Unidos impone aranceles a los bienes de Canadá y México.

OTTAWA — U.S. President Donald Trump has imposed tariffs on imports from Canada and Mexico — a 25 per cent across-the-board levy, with a lower 10 per cent charge on Canadian energy — triggering a continental trade war. Canada has responded with 25 per cent retaliatory tariffs on $30 billion worth of American products and

La presidenta Claudia Sheinbaum dice que ve a México evitando las tarifas recíprocas

Mexican President Claudia Sheinbaum said she is confident her US counterpart Donald Trump won’t impose reciprocal tariffs on her nation’s exports next month as tensions between the top trading partners simmer. While Trump has threatened to impose tariffs on nations that have levies on US goods starting April 2, Mexico doesn’t maintain any such trade

México anunciará las tarifas de represalia hoy para los Estados Unidos

A Presidente do México, Claudia Sheinbaum, anunciou que o país vai responder hoje às tarifas de 25% impostas pelos Estados Unidos da América com tarifas retaliatórias sobre produtos norte-americanos. Sheinbaum disse que vai anunciar os produtos a que serão aplicadas as tarifas este domingo, num evento público na praça central da Cidade do México, segundo

columnista23 junio, 2024

La Constitución de 1991, producto de un amplio consenso nacional y reflejo de las aspiraciones de una vasta mayoría de los votantes de esa época, ha sido un pilar de estabilidad política y social.

En la reciente controversia política que sacudió a Colombia, el presidente gustavo petro ha reiterado su intención de modificar ciertas normas fundamentales del país. Aunque ha aclarado que no convocará a una Asamblea Nacional Constituyentesus propuestas de cambiar la estructura constitucional vigente han generado preocupaciones legítimas sobre el futuro de la democracia colombiana.

La Constitución de 1991, producto de un amplio consenso nacional y reflejo de las aspiraciones de una vasta mayoría de los votantes de esa época, ha sido un pilar de estabilidad política y social. Este documento ha permitido a Colombia navegar a través de tiempos difíciles, proporcionando un equilibrio que ha sostenido la democracia y el desarrollo del país. Cualquier intento de alterar esta carta magna sin un consenso similar no solo es imprudentesino que también pone en riesgo la estabilidad que tanto ha costado construir.

Es alarmante que el presidente Petro, bajo la bandera de cumplir con los acuerdos de paz con las extintas FARC, insista en modificar las normas clave sin la debida deliberación y consenso. Este enfoque no solo socava el proceso democrático, sino que también abre la puerta a interpretaciones peligrosas y potencialmente inconstitucionales de cómo se debe gobernar Colombia. No podemos permitir que el país sea arrastrado por “vías inconstitucionales” hacia un nuevo texto constitucional influenciado por ideologías extremistas.

La insistencia de Petro en que la movilización social es fundamental para su agenda política es especialmente preocupante. Si bien la participación ciudadana es vital en cualquier democracia, utilizarla como herramienta para presionar cambios constitucionales puede llevar a una polarización aún mayor ya una inestabilidad que el país no puede permitirse. Las calles no deben reemplazar a las instituciones y los procesos establecidos para el cambio democrático.

La advertencia sobre los riesgos de un “neocomunismo” forzado por la agitación callejera no es un simple alarmismo. Es un recordatorio de los peligros internos a desmantelar el orden constitucional sin un plan claro y sin el apoyo de todos los sectores de la sociedad. Colombia necesita reformas, sí, pero estas deben surgir del diálogo, el consenso y el respeto por las normas establecidas, no de la imposición de una visión unilateral.

En este contexto, es fundamental que se defienda la Constitución de 1991no solo por sus méritos, sino como un símbolo de la voluntad del pueblo colombiano de vivir en una democracia equilibrada y justa. Modificar la Constitución es una tarea que requiere prudencia, consenso y, sobre todo, un respeto absoluto por el marco constitucional vigente.. Cualquier desviación de estos principios amenaza con desestabilizar el país y poner en peligro los logros democráticos alcanzados hasta ahora.

Para cerrar, las intenciones de Gustavo Petro de alterar la Constitución Sin un amplio consenso representan una amenaza seria a la democracia colombiana. La Constitución del 91 debe ser defendida con firmeza para garantizar la estabilidad y el desarrollo continuo de Colombia. La nación no puede permitirse retroceder en sus logros democráticos y debe asegurar que cualquier cambio sea el resultado de un proceso inclusivo y respetuoso de las normas establecidas.

Por Tatiana Barros

columnista

23 junio, 2024

Una amenaza a la democracia: la búsqueda de Petro por una nueva Constitución

Siente la arena en tus pies, no el peso de tu guardarropa.

Tatiana Barros

La Constitución de 1991, producto de un amplio consenso nacional y reflejo de las aspiraciones de una vasta mayoría de los votantes de esa época, ha sido un pilar de estabilidad política y social.


En la reciente controversia política que sacudió a Colombia, el presidente gustavo petro ha reiterado su intención de modificar ciertas normas fundamentales del país. Aunque ha aclarado que no convocará a una Asamblea Nacional Constituyentesus propuestas de cambiar la estructura constitucional vigente han generado preocupaciones legítimas sobre el futuro de la democracia colombiana.

La Constitución de 1991, producto de un amplio consenso nacional y reflejo de las aspiraciones de una vasta mayoría de los votantes de esa época, ha sido un pilar de estabilidad política y social. Este documento ha permitido a Colombia navegar a través de tiempos difíciles, proporcionando un equilibrio que ha sostenido la democracia y el desarrollo del país. Cualquier intento de alterar esta carta magna sin un consenso similar no solo es imprudentesino que también pone en riesgo la estabilidad que tanto ha costado construir.

Es alarmante que el presidente Petro, bajo la bandera de cumplir con los acuerdos de paz con las extintas FARC, insista en modificar las normas clave sin la debida deliberación y consenso. Este enfoque no solo socava el proceso democrático, sino que también abre la puerta a interpretaciones peligrosas y potencialmente inconstitucionales de cómo se debe gobernar Colombia. No podemos permitir que el país sea arrastrado por “vías inconstitucionales” hacia un nuevo texto constitucional influenciado por ideologías extremistas.

La insistencia de Petro en que la movilización social es fundamental para su agenda política es especialmente preocupante. Si bien la participación ciudadana es vital en cualquier democracia, utilizarla como herramienta para presionar cambios constitucionales puede llevar a una polarización aún mayor ya una inestabilidad que el país no puede permitirse. Las calles no deben reemplazar a las instituciones y los procesos establecidos para el cambio democrático.

La advertencia sobre los riesgos de un “neocomunismo” forzado por la agitación callejera no es un simple alarmismo. Es un recordatorio de los peligros internos a desmantelar el orden constitucional sin un plan claro y sin el apoyo de todos los sectores de la sociedad. Colombia necesita reformas, sí, pero estas deben surgir del diálogo, el consenso y el respeto por las normas establecidas, no de la imposición de una visión unilateral.

En este contexto, es fundamental que se defienda la Constitución de 1991no solo por sus méritos, sino como un símbolo de la voluntad del pueblo colombiano de vivir en una democracia equilibrada y justa. Modificar la Constitución es una tarea que requiere prudencia, consenso y, sobre todo, un respeto absoluto por el marco constitucional vigente.. Cualquier desviación de estos principios amenaza con desestabilizar el país y poner en peligro los logros democráticos alcanzados hasta ahora.

Para cerrar, las intenciones de Gustavo Petro de alterar la Constitución Sin un amplio consenso representan una amenaza seria a la democracia colombiana. La Constitución del 91 debe ser defendida con firmeza para garantizar la estabilidad y el desarrollo continuo de Colombia. La nación no puede permitirse retroceder en sus logros democráticos y debe asegurar que cualquier cambio sea el resultado de un proceso inclusivo y respetuoso de las normas establecidas.

Por Tatiana Barros

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Redacción Capital Político
Redacción Capital Políticohttps://capitalpolitico.net
Grupo independiente de expertos, no partidista dedicado a incrementar la calidad del análisis político en México y America Latina.

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