¿El Islam heredará Rusia? Nuevo análisis de Željko Pantelić

La insistencia de Putin en buscar un culpable políticamente más rentable de la ola terrorista en Moscú recuerda el comportamiento del ex Presidente del Gobierno español, José María Aznar, quien, calculando en un cálculo puramente electoral -las elecciones parlamentarias estaban en la agenda unos días después – la masacre de Madrid del 11 de marzo de 2004- intentó atribuir la masacre de la capital española a la organización terrorista vasca ETA, aunque quedó claro desde el principio que Al Qaeda estaba detrás del derramamiento de sangre.

Para difundir el sentimiento antioccidental, es necesario que la maquinaria propagandística rusa tenga de su lado al mundo islámico, especialmente a su mayoría, representada por los suníes. El problema es que una parte de los suníes está infectada por el Islam radical y sueña con restaurar los califatos medievales y utiliza el terrorismo para ello.

Después del colapso de la URSS, Moscú «liberó» rápidamente a las repúblicas de Asia Central (Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán), a pesar de que no mostraron un deseo de independencia, como las repúblicas europeas de la URSS. El auge demográfico en las repúblicas de Asia Central estuvo en pleno apogeo en las dos últimas décadas del siglo pasado, y el Kremlin entendió que Rusia tendría problemas con los musulmanes en la Federación Rusa y que no necesitaba varias decenas de millones de musulmanes adicionales. .

Durante muchos años, la carta del ayatolá iraní Jomeini al último líder de la URSS, Mijaíl Gorbachov, en enero de 1989, ha sido contada en los círculos diplomáticos como una anécdota: «Está muy claro que el Islam heredará Rusia», dijo Jomeini y llamado Gorbachov debe convertir en masa a los rusos al Islam si quiere salvar a la URSS. No lo escucharon, ni siquiera le respondieron porque no estaban seguros de si Jomeini hablaba en serio o si se trataba de una provocación.