Además, el consumo de petróleo en China es menor que en Estados Unidos, a pesar de que el país americano tiene casi una quinta parte de la población china.
Es importante señalar que gran parte de la emisión china se debe a que el país tiene el parque industrial más grande del mundo y es el mayor exportador de artículos industrializados del planeta. En otras palabras, la emisión que se contabiliza como china en realidad se utiliza para producir automóviles, teléfonos móviles, ropa, ordenadores y juguetes que utilizan los europeos y los estadounidenses, por ejemplo.
Además, China cerró 2023 como el país que más invirtió en energías no fósiles, incluidas tecnologías eólica, solar, hidráulica y nuclear. El gasto, según Bloomberg, fue de 132 mil millones de dólares, más que las inversiones combinadas de los países de la Unión Europea y Estados Unidos en energía limpia.
Según la planificación de Beijing para los próximos tres años, el objetivo es reequilibrar la matriz económica del país hacia actividades que requieran menos energía. Léase, menos industria pesada y más soluciones de alta tecnología, como la inteligencia artificial.
La razón del aumento de las inversiones en energía verde, así como en actividades económicas que requieren menos energía, puede tener menos que ver con preocupaciones sobre el medio ambiente, aunque el calentamiento global es ciertamente una preocupación real. La razón más apremiante puede ser simplemente geopolítica: reducir la dependencia de China de las importaciones de petróleo, un producto básico que ya ha llevado al mundo a muchas guerras.
Sin embargo, la mayor contribución de China a la generación de energía sostenible puede provenir de su proyecto de fusión nuclear, probado en un laboratorio en la ciudad oriental de Hefei. El método de fusión, en el que el núcleo de dos átomos se fusiona en uno más pesado, liberando una gran cantidad de energía, es considerado una innovación de gran impacto, probada por investigadores en varias partes del mundo.