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El apretón de manos de dos presidentes que se dan la espalda
Iván Duque recibe en la Casa de Nariño al recién elegido Gustavo Petro para iniciar la sucesión entre dos modelos antagónicos
Dos hombres que sienten una profunda animadversión mutua se dieron este jueves la mano. El presidente saliente Iván Duque recibió en la Casa de Nariño, la residencia en la que viven los máximos mandatarios colombianos, a quien será su heredero dentro de un mes y medio, Gustavo Petro Urrego. No pueden tener trayectorias más distintas. Duque llegó al poder tras derrotar a Petro en 2018, impulsado por la marea conservadora que votó no a la paz con las FARC. Su oponente defendió con vehemencia la desmovilización de la guerrilla. Ahí surgió una enemistad duradera. Desde entonces uno fue el presidente y el otro el principal opositor. En este tiempo, Duque vio como su popularidad decaía, sobre todo tras el estallido social del año pasado por una reforma fiscal fallida. La figura de Petro se agrandó, hasta el punto de convertirse ahora en el primer gobernante de izquierdas. El partido de Gobierno y la derecha trataron de frenarlo con todo tipo de candidatos y apoyos más o menos explícitos, pero el destino estaba escrito: Duque acabaría estrechándole la mano a Petro en un día como hoy.
El encuentro tuvo el boato de las ocasiones históricas. La Presidencia de la República difundió unas fotografías en las que aparecen los dos mandatarios en un salón versallesco, sentados en sillas barnizadas en color oro. A un lado, dos bustos en mármol de Simón Bolívar y el general Santander, héroes de la independencia. Duque cree que tiene reservado un hueco importante en la historia de Colombia, que valorará su papel una vez que el tiempo amortigüe el factor emocional. Petro llega con la idea de honrar la memoria de otros izquierdistas asesinados en su intento de llegar al poder, como Jorge Eliécer Gaitán, el orador favorito de su madre, y convertirse de paso en un presidente perpetuo a la manera de Álvaro Uribe o Juan Manuel Santos. Uno vestía un traje negro y una corbata roja. Petro, una camisa a rayas sin corbata, una chaqueta y unos pantalones vaqueros. Fiel a su costumbre, Petro llegó tarde. Eso no pareció enturbiar el ambiente. Ambos lucían relajados en la fotografía e incluso sonrientes.
Aunque uno más que otro. Introvertido, de semblante serio habitual, Petro exhibió un gesto de felicidad mientras subía las escaleras alfombradas del palacio. Venía de recoger en la registraduría nacional el acta que lo acredita como nuevo presidente electo, en un acto que se alargó demasiado. No es una mala excusa para demorarse en llegar al siguiente evento, sin duda mejor que el tráfico o la lluvia de Bogotá. Los presidentes charlaron durante una hora y veinte minutos. Al principio estuvieron solos y más tarde se unieron la jefa de gabinete de Duque, María Paula Correa; el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo; y el director del Departamento Administrativo de la Presidencia, Víctor Muñoz. En ese momento le explicaron a Petro la función del portal de transparencia y el proceso de relevo en las 23 dependencias gubernamentales. Los elegidos por ambos equipos para concretar la transición comenzarán a trabajar este viernes.
El responsable de las finanzas le mostró al presidente electo las cuentas del país. “La realidad macroeconómica colombiana”, explicó el ministro después. No deben ser boyantes, según los analistas financieros. El Estado tiene un déficit fiscal muy importante que Duque trató de equilibrar con una reforma tributaria el año pasado, en mitad de la pandemia. Existía un consenso general de que había que subir impuestos para sostener el gasto social. Sin embargo, también hay una opinión mayoritaria de que no fue el momento ni el tipo de ajuste necesario. La gente se echó a la calle a protestar. El ministro que propuso la reforma fue fulminado. Las protestas derivaron en enfrentamientos con la policía, que utilizó un uso excesivo de la fuerza.
El país estuvo paralizado durante semanas, en las que se perdieron muchas vidas. Uribe, el mentor de Duque, fue crítico con la gestión de la crisis. Las protestas revelaron un profundo descontento de la gente con el modelo político y económico actual, que lucía agotado. Las barricadas de ciudades como Cali se llenaron de jóvenes sin empleo ni estudios a los que no les importaba morir. Se sentían huérfanos del Estado. En el ambiente flotaba la necesidad de encontrar una nueva forma con la que enfrentar la realidad. Así se ha reflejado ahora en las urnas, un año después. Fico Gutiérrez, el candidato del continuismo de Duque, de la mirada clásica, se quedó en el camino pese a tener una inversión millonaria en la campaña. En su lugar, los electores escogieron para enfrentarse en la segunda vuelta a dos fenómenos políticos que representaban un cambio, Petro y el empresario de bienes raíces Rodolfo Hernández.
Duque, uno de los regidores más jóvenes que ha tenido el país, dejará paso a un hombre de 62 años, 17 más que él. Duque es hijo de un exgobernador de Antioquia y exministro. Él mismo fue senador y trabajó como representante de Colombia ante el Banco Interamericano de Desarrollo. Tiene una maestría en Georgetown. En Wikipedia también se resalta que es escritor. El padre de Petro fue maestro y su madre, la que le hablaba de Gaitán, era ama de casa. Petro estudió economía y fue guerrillero del M-19 desde la adolescencia. Hizo la paz con ese grupo armado, que fue importante en la redacción de la constitución colombiana de 1991. Entonces se hizo político y fue varias veces senador y hasta ahora su mayor logro había sido ser alcalde de Bogotá. Duque y Petro son del mismo país, pero provienen de dos realidades muy distintas. El uno conservador y el otro izquierdista. Hoy estuvieron frente a frente después de años de desavenencias por sus formas de mirar el país. Se concretó el apretón de manos de dos presidentes que se dan la espalda.
JUAN DIEGO QUESADA – EL PAÍS – 23/06/2022 – https://elpais.com/america-colombia/elecciones-presidenciales/2022-06-24/el-apreton-de-manos-de-dos-presidentes-que-se-dan-la-espalda.html